La capital de China, Beijing, comenzó a hacer pruebas a millones de residentes y cerró distritos comerciales y de negocios el lunes por un nuevo brote de COVID-19.

Aunque se han detectado apenas 70 casos en la ciudad (proporcionalmente son pocos casos) de más de 21 millones de personas desde que comenzó el brote el viernes, las autoridades han tomado medidas extremas para evitar que se propague el virus.

Los vecinos se quedaban en casa y hacían acopio de comida como precaución ante la posibilidad de que se les confinara en su domicilio, como ha ocurrido en varias ciudades, como el núcleo financiero de Shanghái.

En el caso de Shanghái, que lleva más de dos semanas en cuarentena, se han reportado más de 19 mil nuevos contagios y 51 muertes en las 24 horas previas. Eso hizo que la cifra de fallecidos en este brote supere ampliamente el centenar.

En los supermercados del centro de la capital se formaron largas filas. La gente compraba arroz, tallarines, verduras y otros artículos, mientras los trabajadores de las tiendas reponían con rapidez estantes vacíos. Medios estatales indicaron que seguía habiendo suministros de sobra en Beijing pese al pico de compras.

Los clientes parecían preocupados, pero no en pánico por el momento. Una mujer que llevaba dos bolsas de verduras, huevos y empanadillas congeladas dijo que había comprado un poco más de lo habitual. Un hombre dijo que no estaba preocupado, pero estaba siendo prudente porque tenía una hija de dos años.

Las autoridades de salud de Beijing confirmaron 29 casos más en las 24 horas hasta las 16:00 del lunes, para un total de 70 desde el viernes.

La ciudad ha ordenado pruebas diagnósticas generalizadas en el amplio distrito de Chaoyang, donde se han detectado 46 de los casos. Los más de 3 millones de habitantes del distrito, así como los que trabajan allí, tendrán que hacerse pruebas el lunes, miércoles y viernes.

Durante la noche y la madrugada se habilitaron centros de pruebas en complejos residenciales y edificios de oficinas de Chaoyang.

“Creo que a Beijing le irá bien”, dijo Gao Haiyang, que hacía fila para hacerse una prueba. “Basándome en la respuesta anterior de mi comunidad, si hay cualquier emergencia creo que se puede garantizar el suministro. Además, hay lecciones que hemos aprendido de otras ciudades. Creo que podemos prepararnos bien”.

La ciudad de Anyang, en el centro del país, y Dandong, en la frontera con Corea del Norte, también anunciaron cuarentenas conforme la variante ómicron se extendía por el amplio país.

Las fronteras de China se mantienen en gran parte cerradas debido a su firme estrategia contra el virus, y el impacto económico de la pandemia sigue creciendo.