Por David Uriarte /

Para las nuevas generaciones es noticia la detención de Rafael Caro Quintero, para los nacidos en la década de los sesentas o antes en Sinaloa, sólo es la parte final de una historia que se empezó a tejer en 1984, hace 38 años, primero con la siembra de más de quinientas hectáreas de marihuana en el rancho ‘El Búfalo’ en el estado de Chihuahua.

La segunda escena se construye pocos meses después de la incautación y destrucción de los cientos de toneladas de marihuana en el legendario rancho ‘El Búfalo’, en febrero de 1985, secuestran, torturan y asesinan al agente infiltrado de la DEA, Enrique el “El Kiki” Camarena, este es el principio del fin para Rafael Caro Quintero.

Al margen de la parte legal y mediática de Caro Quintero, su salida de la cárcel marca un tercer episodio: aquí empieza por un lado, la inconformidad del gobierno de Estados Unidos y, por otro lado, la carrera contra el tiempo que obliga al fugitivo utilizar estrategias de seguridad para evitar la recaptura.

Guadalajara-Culiacán, y Culiacán-la Noria Badiraguato, fue su ruta después de su liberación, cinco años después empezaron las acciones hostiles de los gobiernos de México y Estados Unidos; en dos ocasiones fueron cercados por aire y tierra las comunidades vecinas de la Noria: por aire los helicópteros y los drones, por tierra el personal castrense peinaba casa por casa no en muy buenos términos.

Después de los operativos fallidos, el fugitivo por quien ofrecía el gobierno americano 20 millones de dólares por su captura, cambió su estrategia, se puede pensar que lo hizo por no exponer a sus coterráneos; cambió de residencia, aquí empieza parte de la traición como estrategia definitiva, sólo de esta manera el servicio de inteligencia pudo permear los cercos de seguridad.

El cuento de Max, el sabueso que localizó a Caro Quintero entre los matorrales, es eso, cuento, la Marina y los agentes de la DEA, tenían conocimiento y certeza de los lugares que frecuentaba su objetivo, fue un operativo limpio, quirúrgico, parecido al de Osama Bin Laden en Pakistán.

A veces el éxito va acompañado de la desgracia, en Pakistán el grupo especial también perdió un helicóptero… en la captura de Caro Quintero, se accidenta un helicóptero Black Hawk, y pierden la vida 14 elementos que “dicen” eran de la martina, una vez más la traición cobra su cuota.

La única manera de saber dónde estaba el objetivo, era por la traición.