Si deseamos que nuestras relaciones sean sanas, seguras, honestas y confiables, necesitan ser recíprocas. Pero, ¿qué es eso que llamo reciprocidad?

No es un concepto que yo haya inventado, sin embargo, es algo que comprendí a profundidad hace algunos años. De haberlo aprendido antes, me habría ahorrado muchos tragos amargos. Ciertamente entender qué es la reciprocidad ayuda a evitar malas experiencias, incluyendo desilusiones y traiciones innecesarias, porque permite modular las expectativas que tengamos de alguna persona, así como nos permitirá aplicar una dosis sana de cautela al inicio de toda relación de pareja o amistad.
Recordemos que toda relación es de dos, es decir, que uno tiene el 50{e5e19f56e105e9a2aaecd75828c861d0f90da2eb7b0914dadb52cc23af62a80a} de la responsabilidad de cultivarla y mantenerla.

Recordemos que toda relación es de dos, es decir, que uno tiene el 50% de la responsabilidad de cultivarla y mantenerla.

En el caso de las parejas, la reciprocidad es mucho más compleja, sobre todo en la actualidad porque los roles no están bien definidos como antes. Las parejas actuales se beneficiarían si conversaran ampliamente y dejaran muy claro para el otro que significa para cada uno recibir en proporción a lo que dan. Por ejemplo: fidelidad, sexo, romance, compartir labores de la casa, proveer económicamente, tiempo para pasar solos como pareja, cuidar y educar a los hijos, etc.

Para recibir hay que dar, pero este acto también conlleva dar equitativamente y no desbordarse, porque el que se desborda no necesariamente expresa su amor, sino que esta conducta más bien se origina de una gran necesidad de afecto y aceptación, lo que permite a la persona hambrienta de amor, colocar las bases para manipular o controlar al ser amado de manera consciente e inconsciente. Tampoco se trata del famoso “toma y daca”, el típico “solo si me dan, doy,” lo que Erich Fromm definió como amor mercantilista

Dar sin desbordarse funciona cuando no surge de una enfermiza necesidad de control o afecto que crea expectativas poco realistas de los demás, por lo que sí se puede dar sin esperar nada a cambio. Dar de manera incondicional tiene una cosecha segura, pero tiene sus reglas. A fin de evitar ser abusado, manipulado y/o herido, recomiendo:

  • Conocer a las personas respecto a lo qué pueden y no pueden dar permite que nuestras expectativas sean objetivas y evita fantasear.
  • Establecer límites bien definidos en todas nuestras relaciones para que los demás nos respeten y no los trasgredan.
  • Confiar en las personas sin ponerse vendas en los ojos.

Comprender qué es la reciprocidad nos permitirá crear y mantener relaciones sanas, perdurables y sinceras, a pesar de que la otra persona no fuese honesta consigo misma ni con nosotros. Tenemos el poder personal de hacer recíprocas nuestras relaciones.