Por David Uriarte /

La ligereza en la crítica es como el juicio en la ignorancia, surge de la pasión. México se está transformando en un lugar de apasionados donde antes había apáticos; en un lugar de convulsiones donde antes era inercia; en un lugar de debate donde antes había sumisión; en fin… México tiene hoy una agenda política pautada por los hechos, las buenas intenciones y los caprichos.

Dejemos el panorama nacional y veamos la parte local, la capital sinaloense, Culiacán: tierra generosa de gente trabajadora, mujeres hermosas, y una cultura salpicada por la economía flotante de origen conocido.

En el terreno político, Culiacán convulsiona un día sí, y otro también. Desde las amenazas de cortar el suministro de agua al Jardín Botánico, pasando por el conflicto de recolección de basura en la zona residencial La Primavera; los famosos topes por el malecón viejo junto al Parque Acuático, coronando con la terrible muerte de la adolescente de 17 años en la pasada lluvia torrencial que soportó Culiacán.

Las críticas estériles le abonan poco a la modificación de la realidad, sólo provocan encono en un presidente municipal bien intencionado, pues todo lo contrario sería perversidad y no es el caso. La famosa frase de “la forma es fondo” aplica en todos los casos donde la crítica al presidente municipal se vuelve más que viral, mordaz; más que informativa, demeritoria; todo por eso, por las formas.

Si el presidente municipal se vuelve dueño de su silencio o esclavo de sus palabras, el resultado es el mismo en tanto no controle sus impulsos, ya lo dijeron Daniel Goleman y Martin Seligman, el primero pionero en el estudio de la inteligencia emocional, y el segundo, una autoridad en materia de emociones.

Es importante acumular información y poder aplicarla en la resolución de problemas, pero más importante es poder controlar las emociones y construir un puente de empatía cognitiva y emocional con los demás.

Cuando las cosas se arreglan con dinero, son baratas, pero cuando el dinero no puede resarcir los daños, entonces la habilidad social es la que manda; pero si ésta, está ausente “cuidado”. La crítica sin propuesta es estéril, la asesoría emocional urge.