Afrontar la ruptura de una relación no es fácil y no solo me refiero al desamor de una pareja, sino también de una amistad, un hermano, cualquier persona. ¿Qué hacer en esta situación?, ¿cómo lograr la aceptación? Considera estas reflexiones.

Cuando las personas se van de nuestras vidas, usualmente ya se habían ido desde hace tiempo atrás. La amistad y el amor no se acaban en un instante, se van acabando lentamente. Las señales y focos rojos estaban ahí todo el tiempo. Se nos hacía difícil verlo. Pero ya nos iban dejando, se iban yendo. Sus resentimientos, envidia o rivalidad se anidaron, crecieron y se acumularon hasta el tope. Los sentimientos que albergaban se les convirtieron en luchas infranqueables; problemas imposibles de resolver. Miedo, cobardía, evitar un conflicto, todo ello hace que las personas se alejen afectivamente o se vayan.

Si no nos quiere en su vida, no hay nada que hacer.

La consecuencia de la falta de comunicación

Ojalá todos aprendiéramos a comunicar lo que necesitamos de los demás, porque se abriría la comunicación. Lo que hacen muchos es simplemente darse la vuelta o recriminar por actos del pasado. La comunicación se interrumpe, así que ya no hay manera de arreglar las cosas. Se acabó la confianza. La herida que causan puede ser tan severa que pasarán meses, aun años para que sane y cierre. Muchas veces estas personas no dimensionan la grieta emocional que se abre, la cual se ensancha más y más con el pasar de los días.

Cuando las relaciones no son recíprocas

Qué difícil es aceptar que alguien no nos quiere. Pero es imposible hacer que alguien nos ame. No podemos mendigar cariño a quien le disgustamos o viola nuestros límites. No podemos mendigar amor a un hombre o mujer que nos maltrata. Si podemos, pero no debemos por auto-respeto.

Desearías que esa persona no se fuera, pero lo más seguro es que ya se fue emocionalmente. No cabe duda, que cuando las personas valoran una relación y les interesa, lo platican, se disculpan, buscan resolverlo o lo tratan en psicoterapia. Pero si prefieren irse, callarse, para que engañarse, eso… ya se terminó.

Cuando alguien se va

Seamos sinceros con nosotros mismos. Cuando alguien se va, para qué sentirse mal. Al principio duele, luego enoja, después entristece. Si, puede doler bastante. Lloramos un poco o mucho. Una vez aceptada la situación, la dejamos ir y olvidamos con el tiempo. Al final, damos gracias porque esa persona se fue física o afectivamente de nuestra vida porque se quitó la máscara.

No hay nada que perdonar porque no podemos obligar a alguien que nos ame. Si no nos quiere en su vida, no hay nada que hacer.

Si alguien no te ama, acéptalo, suelta, fluye y encuentra el amor que necesitas dentro de ti mismo y en las personas que te aman. Y estoy segura de que hay muchas personas que en verdad te aman, y tal vez ni siquiera te has percatado. ¡Encuéntralas!