Por David Uriarte /

Hoy más que nunca, en el proceso político electoral del 2021 – para ser preciso- la figura de Héctor Melesio Cuén Ojeda es decisiva, ya lo fue en 2016.

Los números reales indican que Cuén perdió la gubernatura al obtener el 26% de la votación contra el 41% que obtuvo Quirino. Sin embargo, de no haber existido este equilibrio, el 18% del candidato del PAN, más el 26% de Cuén suman 44% sin incluir al 15% de los otros partidos y candidatos.

En un análisis fácil de entender, gracias a Cuén es gobernador Quirino, pero también, si Cuén se hubiese sumado al proyecto del PAN, el gobernador habría sido Martín Heredia, o en su caso si el PAN su hubiese sumado al PAS, hoy sería gobernador Héctor Melesio Cuén.

Para muchos Cuén sigue siendo un perdedor, para otros un estratega, para otros más, Cuén representa la pieza que cierra el juego, juego que a veces desconoce la mayoría.

En la recta final de la carrera por la candidatura a la gubernatura de Sinaloa, las especulaciones ofrecen un menú diverso, un menú donde los posibles platillos pueden ser desde la perspectiva de género: dos mujeres, usted acomode el plato (partido político).

Un senador, un diputado federal, un líder de un partido local; un líder de un partido nacional, un servidor público, y una sorpresa como siempre.

Los contrapesos y los equilibrios propios de una democracia participativa, esconden el brillo de las verdaderas piezas que marcan el rumbo de la política en cualquier proceso electoral.

En un ejercicio de proyección imaginativa donde el senador de MORENA por Sinaloa intentará nuevamente buscar la gubernatura, tendría que pensar muy bien la suma y la negociación con Héctor Melesio Cuén.

Lo mismo le puede pasar al PRI y su candidata o candidato, tendrán que valorar con el cerebro y no con la víscera la ficha que puede cerrar el juego.

La dinámica de la próxima jornada electoral en Sinaloa por la gubernatura, indica que partidos y liderazgos ven en Cuén el fiel de la balanza, aunque muchos persistan en su obsesión anticuenista.

Detrás de los hechos siempre hay una estrategia, y alguien ya está buscando la ficha que cierra el juego político en Sinaloa.