Por David Uriarte /

Entre la verdad y los intereses se libran muchas batallas donde sólo hay perdedores, cuando pierde la sociedad nada justifica las razones, la guerra entre Rusia y Ucrania demuestra la soberbia del poder, la dimensión y los alcances de los líderes que buscan mantener su vigencia a un precio de sangre, muerte y destrucción.

Aunque la comparación no llega a tanto, los sinaloenses viven en medio de algo que ojalá solo sea un conato, de no ser así, la sociedad ya está en presencia de los pródromos de una inminente ingobernabilidad, muchas personas no le entienden ni le dedican tiempo a revisar la historia que precede a la convulsionada etapa que está viviendo Sinaloa en el evidente conflicto UAS-GOBIERNO.

Rubén Rocha Moya, Jesús Madueña Molina, Héctor Melesio Cuén Ojeda, Feliciano Castro Meléndrez, y Enrique Inzunza Cázarez, son los lideres que tienen en su mano la solución del conflicto, el exrector y Gobernador del Estado, el rector de la UAS, el exrector y líder del PAS, el líder del Congreso del Estado, y el secretario General de Gobierno, pueden ser los héroes que salven la posible convulsión social que se avecina.

Cinco cerebros inteligentes, con capacidad de decisión, prudentes, justos, flexibles, tolerantes, y con vocación salomónica, pueden arreglar el conflicto en cinco minutos, solo hace falta que se tranquilicen y apacigüen sus emociones, dejen a un lado el maletín del poder y cedan en una negociación tan justa como necesaria en bien de los sinaloenses con y sin partido.

El 7 de abril de 1972 fueron asesinados los estudiantes María Isabel Landeros y Juan de Dios Quiñónez, a casi 51 años del suceso que enlutó no solo a la UAS, sino a toda una sociedad que no merece vivir, mucho menos repetir, la misma historia donde los protagonistas son los mismos: UAS-GOBIERO.

De Valdez Montoya a Rocha Moya hay una distancia en tiempo, pero al parecer no en ideología y obstinación; ese puede ser epicentro que repita el mismo fenómeno, ojalá que nada esté más equivocado que esta referencia histórica y coyuntural.

Ceder no es signo de debilidad, es signo de inteligencia cuando el objetivo último es el bien social, expresar los pensamientos que justifican la verdad de los intereses personales o de grupo, son dardos que vulneran la percepción y construyen una realidad que dividen y polarizan las esperanzas de todos.