Por David Uriarte /

La diferencia entre la verdad y el infundio; es la evidencia. En política como en cualquier área de la vida, lo más fácil es mentir por ignorancia o por dolo.

Uno de los señalamientos relativos al desempeño laboral de algunos asesores y personal de apoyo a diputados de cierta fracción parlamentaria de la actual legislatura, es la doble plaza y la benevolencia de sus contratantes.

A veces más que dolo, lo que hay es envidia, es decir, puede ser que los contratados por los diputados referidos, tengan un espacio laboral en alguna dependencia del poder ejecutivo, y en otro horario laboren también en el poder legislativo como sucede con algunos maestros con doble plaza.

Manejar nombres y cargos anteriores a los que ocupan hoy en el Congreso, acusarlos de amenazas y señalarlos como responsables de conductas agresivas, no es prueba suficiente, excepto que haya evidencia y/o testigos que soporten el dicho. Sin embargo, las páginas de transparencia y acceso a la información, revelan datos que aislados no dicen absolutamente nada.

Relaciones familiares o vínculos de afecto y manejos administrativos entre empleados del poder legislativo, puede ser que no represente delito o falta administrativa, sin embargo, cuando la historia y la evidencia converge en coincidencias o prácticas frecuentes de aquellos integrantes de la doctrina del cambio anunciado y prometido, la percepción ciudadana cambia.

Recaudación de rentas, Secretaría de Salud, y Secretaría de Educación Pública y Cultura, son los espacios señalados como reductos laborales de algunos asesores y auxiliares administrativos de ciertos diputados que soportan el señalamiento con la evidencia administrativa y contable.

La condición humana está por encima de la condición política, la esperanza de una sociedad harta de corrupción, impunidad, pobreza, e inseguridad, se ve afectada más que cualquier proyecto partidista cuando la percepción del cambio no sucede, o cuando la evidencia demuestra que el cambio no está en los partidos sino en las personas.

Cuando el proyecto es “quítate tú para ponerme yo, y hacer lo mismo”; eso es envidia consciente de lo que se critica. ¿Será?