Ser unos padres optimistas es mucho más que ser unos padres alegres y divertidos. El optimismo nos permite ver lo positivo de cuanto nos rodea y nos pasa. Es un hábito de pensamiento que aporta a nuestra familia seguridad y confianza en que los errores, los problemas y las dificultades son oportunidades de mejora, de cambio y crecimiento.

El optimismo es un hábito de pensamiento positivo. El diccionario define el optimismo como la propensión a ver y a esperar de las cosas la parte más favorable. También es una cualidad de la inteligencia emocional que se puede aprender, si el entorno lo favorece.

El optimismo es una cualidad de la inteligencia emocional que se puede aprender

Los padres somos modelos de conducta para nuestros hijos y ellos copian, absorben la forma en que nosotros enfrentamos los problemas. Siendo optimistas consideraremos que los acontecimientos positivos y agradables ocurren habitualmente; que los contratiempos existen y son superables en mayor o menor medida. Además, pondremos los medios para lograr que las cosas buenas sucedan.

Hemos de cuidar la forma en que corregimos a los niños y a los no tan niños, los adolescentes. Ellos están en una etapa de constante aprendizaje y de continuas equivocaciones. Ver en las dificultades con los hijos oportunidades para fortalecer las relaciones familiares y crecer juntos en vez de verlos como situaciones fastidiosas, irritantes y exasperantes, es un magnifico objetivo formativo. La actitud que mostremos es estas situaciones será vital si queremos que crezcan con la convicción de que los problemas son oportunidades para mejorar. Tener hijos optimistas es tan bueno como tener padres optimistas.

El optimismo es mucho más que un estado de ánimo, es una actitud frente a la vida, nos permite ver lo mejor de nosotros mismos y de los demás, poniendo los errores y las imperfecciones en el lugar que le corresponden, sin dramatismos ni juicios exagerados. Lograremos así una educación equilibrada, divertida y sana, que aunque no esté exenta de conflictos sí nos permitirá poner distancia entre lo que nuestros hijos son (personas constante aprendizaje y creciendo) y lo que hacen (errar, equivocarse, resistirse, abandonar y levantarse).

Evitemos vivir con pesimismo que sólo cierra las puertas al cambio, destruye la autoestima, comunica derrota y negatividad. Busquemos vivir el optimismo día a día que transmite confianza y seguridad. Comunica que estamos seguros de que el cambio y la mejora son posibles si nos esforzamos y nos dedicamos a ello.

Aprendamos en familia a sacar provecho de los conflictos, de las dificultades y los problemas edificarán unos hábitos sanos de crecimiento y superación.