Por David Uriarte /

A veces las caricias de la madre naturaleza tambalean al acariciado.

Desde hace una semana, las fuertes y copiosas lluvias que han caído sobre el territorio sinaloense, han aumentado los embalses en las presas, han llenado arroyos cobrando cuotas de inundación y de vidas de animales de campo, de paso también vidas humanas.

En las ciudades se ha superado la capacidad del drenaje pluvial generando inundaciones de centros y plazas comerciales, zonas urbanas y residenciales.

Los servicios de emergencia han puesto en operación sus protocolos de atención y rescate a la ciudadanía afectada; el comercio se deprime ante la ausencia de consumidores; los servicios de urgencias medicas de la Cruz Roja, el IMSS, el ISSSTE, la Secretaría de Salud y del Bienestar, se saturan por el aumento en la incidencia de accidentes domésticos y automovilísticos.

Tema aparte el de la salud mental, las crisis nerviosas derivadas de la incertidumbre por la seguridad personal y familiar; los ingresos disminuidos ante la parálisis comercial y económica; la dificultad en el transporte público y privado; las citas perdidas en las instituciones de salud pública, citas que serán restituidas en semanas o meses.

El sistema escolar también se colapsa generando tensión familiar, los miles de alumnos desde preescolar hasta la universidad, unos se quedan varados en el transito de la casa a la escuela, otros en las instalaciones escolares… Los padres de familia que tienen hijos en diversos grados y con diferentes horarios, sufren de tensión emocional al ver que la lluvia imposibilita el transito de la casa o el trabajo a la escuela, en fin, un verdadero caos social derivado de la ‘caricia’ de la madre naturaleza.

La intensidad de la lluvia se refleja en el destrozo de las vías de comunicación, carreteras, vías férreas, caminos de terracería, y las calles de la ciudad donde los baches de todos tamaños se convierten en verdaderos destructores de las suspensiones, llantas y rines de los vehículos, generando accidentes de todo tipo, desde perdidas materiales hasta lesiones de sus ocupantes.

Las telecomunicaciones también se afectan, los servicios de telefonía, de internet por cable, las interrupciones del fluido eléctrico, la descompostura de aparatos electrónicos por la humedad, los cortes del suministro de agua potable, en fin, daños por todos lados.

Es mejor estar en paz y armonía con la naturaleza.