Por David Uriarte //

 

En 1990, la ciencia descubrió el gen SRY en el brazo corto del cromosoma Y, si bien es cierto que esta estructura molecular microscópica representa la llave para direccionar la vida a un cerebro de hombre o un cerebro de mujer, también es cierto, que no han podido descubrir y menos entender cómo se construyen las representaciones masculinas y femeninas.

La forma en que una mujer ve la realidad, es diferente a la forma en que el hombre ve lo mismo, en otras palabras, la realidad es la misma, lo que cambia es la interpretación, significado y representación.

Querer homogenizar la realidad tratando de amalgamar las miradas de géneros distintos, es querer imponer o convencer con el discurso y la lógica de un cerebro masculinizado o feminizado.

La razón es un reducto de coincidencia humana, la emoción es la mirada estratégica de la evolución de la especie, mientras las estructuras moleculares de un cerebro son víctimas de la interrelación o danza de substancias y funciones específicas, la conciencia de un hombre y de una mujer descansan en la seguridad de sus sentimientos, por eso, tanto ellas como ellos se apegan a lo que piensan y lo que sienten.

¡¿Qué tiene este hombre en la cabeza?!, o ¡¿Qué tiene esta mujer en la cabeza?!, son expresiones comunes, frecuentes, expresiones emergentes de un cerebro cuya mirada femenina sólo difiere de la mirada masculina, ni más, ni menos.

La mirada de la mujer ante la vida, la pareja, la familia, la maternidad, la capacitación, el erotismo, los afectos, el deporte, los negocios, la política, las emociones, sentimientos y razones, siempre será diferente a la mirada del hombre, entendiendo por mirada los significados y representaciones.

La esperanza de vida en la mujer es mayor que en el hombre, la vida en pareja sigue siendo un conflicto por resolver en casi la mitad de las parejas en el mundo, la figura de la madre soltera es tema político y económico mientras los padres solteros viven en la obscuridad del interés social, la maternidad tiene el monopolio de los afectos universales, en fin, la mirada de mujer esconde más emociones que razones, esa es la razón por la cual el hombre no entiende la mirada de mujer.