Por David Uriarte /

 

Hablar de la crianza de los hijos cuando no se tienen hijos es muy fácil, pero vivir la crianza de los hijos es otra cosa.

Suena grotesco, pero la única forma de comparar el clima de inseguridad de hoy y de ayer, es contar los muertos de ayer y compáralos con los muertos de hoy, la diferencia se llama problema social, problema para los mexicanos y problemas para el régimen de gobierno actual.

La delincuencia le perdió el respeto a la autoridad hace décadas y hoy van más allá, hoy no se esperan a que los alcaldes terminen su mandato, hoy los torturan y asesinan en franco desafío a la nueva autoridad.

Al regionalizar las estadísticas de inseguridad, Sinaloa está en impasse, la capital del estado al concentrar un tercio de la población total y ser sede los poderes, está en la mira y el juicio social.

Las redes sociales se han encargado del desfogue de la información sensible para el gobierno, las muertes violentas en lugares exclusivos de la ciudad, lugares que por sí mismos se han vendido como ínsulas de seguridad, hoy son cuestionadas al contribuir a la estadística de los delitos de alto impacto.

Además de manchar la imagen de esos lugares exclusivos amurallados, también el gobierno se ve señalado por las voces de los afectados y el miedo de los que se creían seguros en esos lugares.

Por si faltara algo, el poder legislativo en Sinaloa está metido en una dinámica nunca imaginada, los pleitos anteriores son temas infantiles comparados con el caso de la Dra. Lucila Ayala.

Al dejar sin efecto el procedimiento de designación de la magistratura propietaria de la Sala Superior del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado del estado de Sinaloa, el Dr., Héctor Samuel Torres Ulloa, tendrá que dejar la silla asignada desde el 6 de abril de 2017, y todo indica dos cosas, primero, que la Dra., Lucila Ayala recupera su espacio laboral, y segundo, que el magistrado Torres Ulloa no se quedará con las manos cruzadas.

Mantener las cifras de violencia e inseguridad en México, la agresión directa a las figuras de autoridad, y la vulneración de los espacios habitacionales privados por la delincuencia, son temas de miedo social. Y el trabajo del Congreso ¡qué!