Por David Uriarte

El rodaje de la película “realidad” en México, está protagonizada por 130 millones de actores y actrices, muchos de utilería o relleno, otros unos verdaderos protagonistas, las locaciones son en 32 entidades federativas y las escenas siguen un libreto espontaneo.

La película revela muchos ganadores y muchos perdedores, ganan los de las funerarias, los de los panteones, las floristerías, los hospitales privados, las aseguradoras, la industria del blindaje, la industria de la videovigilancia, los desarrolladores de viviendas tipo privadas, ganan los que no estudian, ganan los que no trabajan, ganan los de la senectud, en fin, ganan muchos.

Las escenas de pérdida son las que entristecen, se pierden vidas de niñas y niños, mujeres, hombres jóvenes, ancianos, policías, se pierde la pelea contra el cáncer, se pierden apoyos a guarderías, se pierden apoyos a la investigación, se pierden patrimonios, se pierden empleos, se pierde la seguridad pública, se pierde la confianza en las instituciones, se pierde la esperanza…

Lo que no se pierde es la secuencia de la cadena de pérdida, la película deja constancia y evidencia de dichas perdidas, unas con el acta de defunción, otras con el número de folio de la carpeta de investigación.

Mientras los discursos atormentan la inteligencia social, los protagonistas se polarizan en dos bandos, los que aplauden las pérdidas de otros, y los que sufren las perdidas en carne propia.

La película resulta más que interesante, plasma una realidad con muchos flancos, en el fondo de la trama se observan voluntades bien intencionadas y otras con intenciones mediocres, con ganas de llevar al país al desfiladero económico, a la debacle política y al infierno de la inseguridad.

La sangre inocente derramada en el territorio mexicano le da colorido funesto a la realidad, los genes empiezan a heredar una sociedad con razonamiento reducido, impulsiva, haciendo apología al vicio y la violencia imperceptible para su conciencia.

La película lleva tiempo en cartelera, paradójicamente ha recabado millones de reclamos y millones de aplausos. Lo único que puede modificar el final de la película, es la humildad para reconocer la soberbia de los actores principales.