Los padres somos el espejo de los hijos, por ello es fundamental estar en equilibrio emocional, evitemos heredar a nuestros hijos el dolor y la desesperanza, aprendamos a vivir en armonía.

El haber tenido experiencias desagradables, la falta de amor y cuidado durante la niñez, la muerte o abandono de los padres, la baja autoestima, entre otras son a la larga un detonante para la vida futura. Los hijos de padres que vivieron esta serie de circunstancias pueden verse afectados, si no se han modificado y sanado las conductas dañinas en sus padres.

“Los padres frustrados inconscientemente generan frustración en sus hijos ya que trasmiten su ansiedad aún sin quererlo”.

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Las razones por las cuales hombres y mujeres crecen con frustración pueden ser variadas, pero en nosotros está la posibilidad de un cambio verdadero para el beneficio de nuestros hijos.

Cuando nos convertimos en padres se detonan las experiencias pasadas y si hemos sufrido alguna clase de maltrato o carencia podemos creer que nuestros hijos sufrirán lo mismo por lo que el primer mecanismo de defensa es la sobreprotección.

Uno de los síntomas más representativos de una actitud sobreprotectora es el deseo de complacer en todo a los hijos. Los padres se dicen a sí mismos frases como: “Es mi hijo y si puedo se lo doy”, “No me gusta verlo así y mejor se lo doy”, “Prefiero quedarme sin… pero que el este feliz” y un largo etcétera, no está demás decir que buscar lo mejor para nuestros hijos no está mal, el problema es evitar a toda costa que ellos se sientan “mal” por no obtener lo que quieren.

Los padres frustrados inconscientemente generan frustración en sus hijos ya que trasmiten su ansiedad aún sin quererlo, por ejemplo, cuando el niño intenta cantar por primera vez y el padre le grita diciéndole que lo hizo mal, va sembrando la semilla del rencor y el dolor.

Enfrentar el mundo

Los niños deben tener tolerancia a la frustración, obviamente un padre frustrado no puede enseñarles lo que no posee, de manera que es un círculo vicioso devastador para la vida familiar. ¿Qué pasa con un niño que crece sin esta tolerancia a la frustración? Fácil, son muchos adultos que vemos que a la primera contingencia se derrumban, a la primera diferencia de opiniones se sienten atacados, o los vemos como aquellas personas donde el tener un jefe o figura de autoridad los hace cambiar de trabajo constantemente.

En nuestras manos está la vida de los niños, pongamos nuestros traumas y dolores a un lado o mejor aún superemos nuestras carencias, la vida en familia es uno de los mejores regalos de la vida, disfrutémosla.