Fallece a los 88 años dejando un legado invaluable con su gran contribución al donar su sangre más de 1,100 veces y compartir el anticuerpo especial que contenía, lo que ayudó a prevenir la enfermedad hemolítica


El mundo despide con gratitud a James Christopher Harrison, conocido como el “hombre del brazo de oro”, quien falleció a los 88 años, el pasado 17 de febrero de 2025, mientras dormía en un asilo al norte de Sídney, según informó la Cruz Roja Australiana Lifeblood. Su extraordinaria contribución como donante de sangre salvó la vida de más de dos millones de bebés en Australia y otros países.

A los 18 años, Harrison comenzó a donar plasma, impulsado por las transfusiones de sangre que recibió tras una cirugía de pulmón a los 14 años. Durante más de seis décadas, mantuvo una admirable dedicación, donando cada dos semanas hasta los 81 años, edad límite para la donación de sangre en Australia.

El plasma de Harrison contenía un anticuerpo poco común, conocido como Anti-D, que fue crucial en el desarrollo de un medicamento para prevenir la enfermedad hemolítica del recién nacido. Esta condición, potencialmente fatal, afecta a bebés de madres con sangre Rh negativa sensibilizadas a la sangre Rh positiva de sus hijos.

James Harrison, durante su última donación de sangre, cuando tenía 81 años, la edad límite en Australia para los donantes.

Stephen Cornelissen, director ejecutivo de Lifeblood, lo describió como “una persona extraordinaria, generosa y comprometida”, destacando que su altruismo cambió vidas sin esperar nada a cambio. Su hija, Tracey Mellowship, lo recordó como un “humanitario de corazón” cuyo legado permitió la existencia de innumerables familias, incluida la suya.

Reconocido como un héroe nacional, Harrison recibió numerosos galardones, entre ellos la Medalla de la Orden de Australia, en honor a su invaluable labor altruista. Su contribución no solo transformó la medicina, sino que también dejó una huella imborrable en el corazón de millones.