Por David Uriarte /

La fluidez vehicular y la movilidad peatonal se combinan a través de la señalización y la conducta civilizada de ambos, es decir, el peatón siempre será primero, pero la prudencia debe acompañarlo, los conductores de vehículos automotores deben privilegiar la movilidad peatonal y apoyarse con la señalización de calles y avenidas.

Los semáforos y las señales que facilitan la vialidad y el desplazamiento vehicular son las guías para conducirnos de manera civilizada, sin embargo, de nada sirve que las autoridades pinten de amarillo las guarniciones si de todas formas los ciudadanos se siguen estacionando sin importar la señal de no estacionarse.

Poco a poco la funcionalidad y la sincronización de los semáforos regresa a la normalidad en Culiacán, pero algunos conductores siguen haciéndole al “vivo” retando a la suerte y a las autoridades de vialidad, poniendo en riesgo su vida y la de los demás.

Desde hace tiempo el primer cuadro de la ciudad de Culiacán era un verdadero desorden en el tráfico vehicular, en consecuencia, la movilidad peatonal parecía más una suerte de gimnasia ‘rítmica’: saltar, correr, y brincar de la calle a la banqueta, era un espectáculo diario a pesar de contar con agentes de vialidad y tránsito.

Los que no se bajan de los vehículos conocen una parte de la historia, pero los miles de ciudadanos de a pie, los que usan el servicio de transporte público, los que usan los camiones urbanos para trasladarse a sus trabajos o ir de compra a cualquier comercio de la ciudad -especialmente al primer cuadro de la ciudad-, saben y conocen la historia de la gimnasia ‘rítmica’ al “torear” camiones de pasajeros, y vehículos particulares y de carga en una ciudad cuya densidad poblacional aumenta a un ritmo acelerado.

La justificación de muchos conductores era que simplemente no había señales de alto en las esquinas, por lo tanto, todos se creían con derecho de paso en las intersecciones de calles y avenidas.

Es evidente que el presidente municipal cuenta con el apoyo del Gobierno del Estado, a unos días de instalado en su responsabilidad, Juan de Dios Gámez Mendívil, gestionó entre otras cosas la reparación de los semáforos y la señalización en las calles del primer cuadro de la ciudad.

Hoy el peatón puede voltear y reclamarle al conductor que respete la señal de alto, señal que hace unas semanas no había.

Poco a poco se ponen altos en Culiacán.