Por David Uriarte /
Cuando alguien entra a un panteón a media noche, a una funeraria, o llega a un lugar donde es evidente la ley del más fuerte, lo que se construye es una percepción de miedo y/o inseguridad.
La percepción se deriva de los órganos de los sentidos, es la suma de lo que se ve, se huele, se siente, se escucha, y se deduce a través del razonamiento.
En México hay cosas que no se pueden maquillar o modificar, una de ellas es la “percepción de inseguridad”, a pesar de desconocer la verdadera realidad, esa realidad que alcanza a unos y perdona estadísticamente a otros… Esas familias víctimas de extorsión que por miedo a la muerte no denuncian; esas familias víctimas de secuestros intradomiciliarios donde son atados o amordazados, y después de cometido el atraco, robo o desvalijamiento, quedan bajo estrés postraumático, hundidos en la depresión y la desesperanza y con una frase recurrente: “lo bueno es que nos perdonaron la vida”.
El miedo es compañero de la inseguridad, aún más, para el divulgador científico Eduardo Punset, “la felicidad es la ausencia de miedo”, no se puede ser feliz mientras se vive inmerso en la incertidumbre del miedo y la ansiedad.
El reporte reciente del INEGI refiere que, en México, 65.8% de población se siente insegura; cajeros y transporte, lugares con mayor desconfianza. Zacatecas, Veracruz, y Michoacán, son la tercia de estados que encabezan la lista de mayor inseguridad y violencia extrema, eso no se puede maquillar por más que se busque matizar los hechos.
Menuda tarea la de cualquier gobierno al margen de sus siglas, no hay régimen político que resista las cifras violentas ni sociedad que permita eternamente estar bajo el yugo del miedo, la desconfianza generada por la inseguridad pública.
El fondo o la raíz de la inseguridad y la violencia tiene que ver en gran medida con el dinero, si la población tuviera ingresos suficientes y necesarios para una vida digna, el margen de violencia disminuiría mientras el de seguridad aumentaría.
Tal parece que las dádivas a través de los programas sociales no son suficientes para calmar el hambre y disminuir el índice de inseguridad ¿se ocupará más maquillaje?