Por David Uriarte /
Cuando las medidas de defensa se anuncian con anticipación, el mensaje es doble para la contraparte: hay aviso y patio de negociación.
Los agricultores perdieron el primer round con el gobierno, movilizaron maquinaria y asociados, fueron recibidos por el Gobernador en público y en privado, les advirtió que él es el único intermediario, al parecer no tiene el dinero suficiente para solucionar el conflicto, o la indicación del presidente es apretar hasta las últimas consecuencias.
Después de la marcha de los agricultores, el gobernador intentó la negociación con la federación con resultados insuficientes, empezaron los mensajes formales e informales tanto de las organizaciones de productores como del propio gobierno, al final, resultados estériles para los productores del campo.
Con anticipación, los agricultores anuncian las medidas de presión en búsqueda de solución inmediata a sus productos, dan “santo y seña” de lo que harán este lunes ocho de mayo por la mañana, anuncian su salida, para unos desde Navolato, para otros desde los límites con el estado de Sonora; ofrecen transporte gratuito para los agricultores que lo necesiten, y dan a conocer cuál será la ruta y el objetivo final de la misma.
Las consecuencias legales de las acciones ya están consideradas por los liderazgos del movimiento, aunque la represión no es algo que distinga al gobierno actual, la violación de la norma configura delito cuando de obstrucción de vías federales de comunicación se trata.
Los asesores jurídicos ya ilustraron a los líderes de los alcances de sus motivaciones en materia de delitos federales, sin embargo, el movimiento se puede salir de control y complicar la gobernabilidad en Sinaloa.
El milagro puede ocurrir bajo dos circunstancias; primero, que el gobierno del estado consiga con el gobierno federal el precio que solicitan los agricultores, segundo, que los agricultores acepten la diferencia marginal en el precio a cambio de otras prerrogativas que compense esa diferencia marginal.
El milagro puede ocurrir si los negociadores privilegian el dialogo, dejan las posturas radicales, y usan el concepto de poder como herramienta democratizadora en todos los sentidos.
Las muestras de lo que puede suceder en Sinaloa ya las dieron las dos Bajas y Sonora, la violencia es el precipicio para superar, los radicalismos denotan un control enfermizo del poder cualquiera que sea su origen, el milagro consiste en ganar-ganar.