Por David Uriarte /
Los números representan realidades que a veces no se perciben como tal, sin embargo, los números no mienten, tienen significados más allá de la percepción común. El reciente proceso electoral de la UAS, reveló muchas cosas, entre ellas, la verdadera fuerza del liderazgo universitario, construido a través del tiempo y el desempeño.
Las campañas de lodo no prosperaron, los espacios de la democratización dieron voz a la disidencia, fueron los contrapesos esperados, y los lamentos entendidos.
Si el proceso se hubiera llevado bajo el esquema anterior, los resultados hubieran sido muy parecidos, se puede decir que se estrenó la nueva Ley Orgánica con un espíritu democrático, incluyente, abierto, con el único objetivo de legitimar todas las voces, los resultados ya se saben, ganó la democracia, la expresión mayoritaria de un proyecto fuerte, articulado a las políticas públicas del nuevo régimen político.
Los números se convierten en proyecciones políticas cuando se comparan con otros procesos democráticos donde la sociedad decide más que el rumbo, la confianza en las habilidades de su líder para llevar el barco a buen puerto, pese a las tempestades de todo tipo.
Dejando de lado las suspicacias propias de una minoría disidente y legitima en cualquier proceso democrático, los resultados en las elecciones de la UAS, perfilan un cuadro valioso de alta rentabilidad política, los analistas ya deben estar sacando proyecciones y predicciones, es imposible tapar esta ventana de oportunidad cuando hay escasez de verdaderos liderazgos.
La UAS siempre ha sido un semillero de talentos, los mejores médicos, los mejores abogados, los mejores ingenieros, los mejores arquitectos, los mejores profesionistas, los números así lo demuestran, y los resultados para elegir la persona titular de la rectoría para el próximo periodo, así lo ratifica, son números no son palabras.
Las emociones no modifican la realidad, es decir, estar contento, enojado, triste o frustrado por los resultados donde el Dr. Jesús Madueña Molina, arrasó, no modifica los resultados.
Los números son la evidencia de una fortaleza democratizadora en un proceso derivado del cumplimiento de la nueva Ley Orgánica de la institución.
Los números a diferencia de las palabras, son certeros, ajenos a juicios de valor, son la evidencia de triunfos o derrotas, de admiración o rechazo, son números políticos.