Por David Uriarte /

Así como hay una alianza cupular PRI, PAN y PRD, imaginemos que los jerarcas de la teología deciden unirse para fortalecer su nicho de fe. Entonces la Iglesia Adventista del Séptimo Día, cuya característica es guardar el sábado como día de reposo; los Testigos de Jehová, una denominación cristiana con creencias anti-trinitaristas; y el movimiento de los Santos de los Últimos Días, conocidos como “mormones”… hacen sinergia para evitar ser desplazados por otra Iglesia u otro movimiento, cuyo dogma pueda superarlos en número de fieles o simpatizantes.

De entrada esto parece imposible, sin embargo, las decisiones cupulares son para obedecerse no para cuestionarse, esto es lo que está pasando en el terreno político con miras a la próxima jornada electoral.

El PAN tiene su sello, su identificación con cierto grupo de la población, su ideología partidista y su asociación con los empresarios y los grupos de poder religioso como el “Opus Dei” -sin que esto sea una generalización-, se le asocia con la derecha.

El PRI es un partido político que ha gobernado por más de medio siglo, aglutina de todo un poco. En algún momento dependió del corporativismo sindical y burocrático, fue derribado por la derecha a principios del siglo XXI, volvió a tener presencia en el sexenio de Peña Nieto y finalmente fue pulverizado por MORENA.

El PRD es la versión moderna de la izquierda recalcitrante, contestataria, enemiga de la burguesía, predicadora de frases como: “nadie tiene derecho a lo superfluo mientras otros carezcan de lo estricto necesario”; se fortaleció en los tiempos del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, y se derrumbó con la llegada de MORENA.

Los rescoldos de lo que antes fueron verdaderas instituciones políticas, con fortalezas bien definidas, hoy tratan de incorporarse para rescatar algo, lo que sea.

Así como es impensable una alianza de los distintos movimientos religiosos, también era impensable que la derecha, la izquierda y los del centro se unieran, sin embargo, hoy experimentan una alianza civilizada… Lo que no contemplaron, fue la identidad partidista de algunos de sus miembros que ya se resisten.