Por David Uriarte /

El Día Mundial del Cáncer de Próstata se celebra cada 11 de junio, y el día Nacional de la Lucha contra el Cáncer de Próstata es el 29 de noviembre, pero no importa que sea mundial o nacional, lo que importa es la conciencia social de un problema de salud que mata a muchos hombres que no debieran de morir, por una enfermedad cuya detección oportuna marca la diferencia entre la vida y la muerte.

La histerectomía o la operación de la matriz obviamente en las mujeres, es una cirugía frecuente después de los cincuenta o sesenta años de edad, en la vida menopaúsica propiamente, esto no significa que a los veinte o treinta años no existan mujeres que requieran de esta cirugía.

El cáncer cervicouterino asociado a la infección por el virus del papiloma humano (VPH), es una de las indicaciones para hacer una cirugía parcial o total del útero, el sector salud le invierte tiempo y dinero a las campañas de concientización para evitar hasta donde sea posible, que las mujeres lleguen tarde al diagnóstico y su tratamiento.

En el caso de los hombres y el cáncer de próstata, a partir de los cuarenta años deben estar al pendiente de su antígeno prostático y valorar su flujo urinario, muchos hombres siguen con miedo a la revisión del médico, es el ‘tacto rectal’ un fantasma que aterroriza a hombres cuya creencia es que nadie les debe introducir el dedo por el ano, esta creencia ha matado hombres que no debieron morir por un cáncer de próstata que pudo ser detectado de manera oportuna.

El precio de ser hombre implica enfermedades asociadas con las hormonas y al aparto reproductor masculino, a diferencia de las mujeres que a partir de la menopausia dejan de producir estrógenos, los hombres nunca dejan de producir testosterona; por eso, en los hombres se llama síndrome de testosterona baja y no andropausia, excepto que se les extirpen los testículos por alguna condición médica que así lo requiera como el cáncer de testículo, o el traumatismo testicular por machacamiento.

Los hombres prostatectomizados, aquellos que se les quitó de manera quirúrgica una parte o toda la próstata, se pueden quejar de secuelas como la eyaculación retrograda, es decir, una eyaculación que va a la vejiga y no al exterior, también se quejan de disfunción eréctil en tanto, se pueden lastimar o seccionar las fibras encargadas de inervar la estructura del pene.

El precio de ser hombre incluye muchas cosas.