Por David Uriarte /

Tarde o temprano la gestión de los conflictos toman el rumbo esperado por las partes, los actores involucrados en el conflicto UAS-GOBIERNO son muchos empezando por la sociedad, los estudiantes universitarios, los maestros, las unidades académicas, las autoridades universitarias, los sindicatos, el poder legislativo, el poder judicial, la Fiscalía General, y por supuesto: el Gobernador.

Ni es la cárcel ni son las marchas, tampoco el concurso de declaraciones pregonando la razón de las partes, es el diálogo sin emociones destructivas el principio de las negociaciones donde las diferencias puedan terminar moldeadas con el martillo de la inteligencia.

La guerra de egos y soberbia remite a los involucrados a la era paleolítica, Sinaloa como gran parte del mundo vive la era del desarrollo tecnológico, la digitalización de las ideas, la flexibilidad de la voluntad, y la época del beneficio social como premisa política de una democracia participativa.

La UAS no se puede convertir en mesa de carambola donde un saque de tres bandas pretenda eliminar del juego a uno perjudicando a otro, las tensiones políticas acumuladas son propias del poder, propias de cualquier gobierno que busca conservar el control de las piezas emblemáticas para la sociedad, sin embargo, el gobierno y el poder tienen nombre y apellido, son personas que pasarán a la historia como héroes o villanos.

El juicio de la historia no se puede evadir, está unido a los hechos más que a los dichos, el conflicto inició con la promulgación de la Ley de Educación Superior del Estado de Sinaloa, el martes 28 de febrero del presente año, esa fue la chispa del incendio donde la conflagración consumió gran parte de la tolerancia, los ánimos se crisparon, empezaron a medir fuerzas, lesionaron la piel de la confianza social, mostraron la parte obscura del poder político… Las aguas se agitaron amenazando con desbordarse, la prudencia hace su aparición alrededor de un plato de machaca, y la voluntad política da su visto bueno para iniciar la etapa de reconciliación.

En esta semana estará entregando la UAS al Gobierno del Estado la propuesta de reforma de su Ley Orgánica para contrastar y rebotar ideas que terminen por construir consensos donde todos ganen.

Transparencia es el tema principal, es lo menos que requiere la sociedad para confiar en cualquier institución que maneje recursos públicos.

¡Por fin!