Por David Uriarte /
Las equivocaciones no son propias de las instituciones, pertenecen a las personas, hay muchas maneras de querer vender un producto o servicio, los famosos tiburones, aquellas personas cuya habilidad para el negocio está reconocida, parece que se han equivocado al posicionar marcas, nombres y personas.
Así como hay muchos aciertos en las campañas políticas, también hay muchos errores, todo indica un neuromarketing o un psicomarketing fuera del objetivo.
La conducta de los electores el día de la elección, es el último paso del proceso de campaña, lo que buscan todos y todas las candidatas, es incidir en la voluntad del electorado, ese es el objetivo del partido en el poder y de la oposición.
La conducta decisiva parte de la forma de pensar del elector, por lo tanto, el primer depósito que hay que llenar es el del pensamiento, son las ideas derivadas de las propuestas o los ataques, no importa el contenido, lo que importa es el efecto; en la cadena de procesos psicológicos lo que sigue es la forma de sentir, aquí aparecen las emociones, si los candidatos no logran emocionar a los electores, las campañas se vuelven inocuas.
Las emociones derivan de las motivaciones, si no se logra motivar a la sociedad, las reuniones serán solo acarreo, será la cuota institucional o el corporativismo expresado en números no en voluntades, mucho menos en votos, lograr emocionar es el objetivo, una sociedad emocionada es una sociedad movilizada.
Después de las ideas o formas de pensar de la colectividad, siguen las emociones, después, las percepciones, aquí maduran las ideas, se construye la realidad personal, es el producto del convencimiento, es la antesala del juicio que empuja a la voluntad, en la percepción aparecen los valores de los candidatos.
Cuando el candidato logra posicionarse en la percepción del elector como una buena opción, el voto está comprometido; excepto que exista otro compromiso distinto.
Esta es la cadena de sucesos psicológicos en los electores, sin embargo, algunos partidos y sus candidatos insisten en un modelo superado, el modelo de insistir en un discurso estéril con la idea de convencer a una mente difícil de domar o sacar de sus procesos naturales.
Los errores de la oposición y del partido en el poder, son aquellos basados en el discurso de -vamos a ganar-, las competencias se ganan superando al contrincante, no presumiendo.