Por David Uriarte /

 

En la historia del comercio mundial, han pasado muchas cosas, entre ellas dos: el intercambio de productos y servicios y el silencio en la ganancia.

Cuando los comerciantes ganan y ganan, todo es silencio, cuando hay que compartir las ganancias, viene el pataleo, cuando hay perdidas aparece la depresión y la búsqueda de apoyos, subsidios o la venta de la deuda al gobierno.

Esto aplica en general a todo lo que tenga que ver con el comercio, sin embargo, es más evidente en la agricultura en tanto es uno de los pilares de la economía en Sinaloa.

Durante años, agricultores extranjeros y locales han explotado las tierras sinaloenses, han convertido a Sinaloa en la tierra prometida para los pobres de otros estados como Oaxaca, Guerrero, Puebla, y Michoacán principalmente.

El valle agrícola de Sinaloa produce alimentos para México y otros países desde el siglo pasado, se ha sistematizado desde hace seis décadas; sin dejar de lado la función sustantiva alimentaria, la tierra sinaloense amalgama fortunas multimillonarias, el valle agrícola ha construido riquezas incalculables, tantas como extranjeros han explotado la nobleza de la tierra y la nobleza de su gente.

Uno de los mejores negocios del mundo, es la mano de obra barata en México y la comercialización de los productos a Estados Unidos, al sacar la cuenta el gobierno Americano, simplemente aplicó el sentido común del marketing: “ganar-ganar” o “win-win” como dicen ellos. Esto no les gustó a los agricultores mexicanos y hoy enfrentan la realidad de un comercio cuyas reglas las impone el que compra.

La noticia más que nacional fue mundial, el impacto a las inversiones y los cálculos a las ganancias, modifican la economía mundial y por supuesto el bolsillo y la riqueza de los agricultores sinaloenses.

Más que inmediatamente, el gobierno estatal escuchó el ruido en la puerta y el clamor de los horticultores que exportan al mercado extranjero.

El vocero oficial será en gran medida el gobernador, sin embargo, con las decisiones de los americanos poco se puede hacer. Ellos aplican la regla de oro “el que paga manda”, el que tiene el dinero lo reparte siempre que todo sea “ganar-ganar”.