Por David Uriarte /

La medición y clasificación de la conducta delictiva es relativamente fácil; lo difícil es la contención, disminución o erradicación de la conducta sociopática, esa conducta que daña a la sociedad y cuya expresión va desde los delitos patrimoniales, pasando por lesiones, hasta llegar al arrebato de la vida.

El rango delictivo es amplio, al igual que lo es el espacio de espera de una sociedad que, de alguna manera, ha normalizado la violencia y sus consecuencias. Las cifras de vehículos robados terminan siendo solo eso: cifras. Lo mismo ocurre con los homicidios, desapariciones o cualquier otro delito.

La espectacularidad de los filtros, retenes o, como técnicamente se les llame, las estrategias de las corporaciones castrenses con función de policías civiles parecen montajes de películas de acción.

Mientras tanto, en otros puntos de la ciudad o territorio, grupos de civiles armados acaban con la vida de policías, a pesar del uso de vehículos blindados; ni qué decir de policías trasladándose en vehículos convencionales.

El índice delictivo es sólo un signo de los tiempos de descomposición social. Los delitos de alto impacto representan una provocación a las fuerzas policiacas y al gobierno; es el grito empoderado de la delincuencia frente a unas corporaciones superadas en tácticas o inteligencia.

La pregunta de cualquier ciudadano es: ¿cómo es posible que la presencia de tantos militares, tantos marinos, tantos elementos de la Guardia Nacional, tantos elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, personal de inteligencia, incluyendo las corporaciones estatales y locales, no pueda contener la ola de violencia?

Pues sí, la delincuencia mantiene un ritmo oscilante de acciones dañinas. El robo de vehículos, los homicidios y las desapariciones son la triada maldita que atormenta a la sociedad. El índice delictivo es un llamado a los ejes estratégicos de García Harfuch.

La primera de las estrategias es atender las causas, pero lo que nunca han dicho o especificado es: ¿cuáles son esas causas? Porque, si una de ellas es la pobreza, es probable que las cosas se pongan peor. Si otra es la integración familiar, hay que considerar el índice de divorcios, separaciones o las familias donde la jefa es madre soltera o hay un padre ausente.

El índice delictivo es la evidencia de la eficacia de los programas de seguridad pública, pero también de la crianza de los hijos en familia.