Por David Uriarte /


De todo se aprende, la marcha realizada hace unos días por ciudadanos en defensa del INE, dejó como aprendizaje muchas cosas, entre ellas, que no es lo mismo convocar que acarrear, que no es lo mismo convocar desde los liderazgos civiles a convocar desde el poder.

Una cosa es marchar cada uno, en su lugar de residencia, y otra es concentrar desde todos los municipios del país a los simpatizantes que habrán de darle cuerpo y sustento a la manifestación el domingo 27 de noviembre den la CDMX. De cualquier manera, la marcha genera aprendizajes a los que están de acuerdo con ella y a los que están en desacuerdo, también.

Esta marcha puede ser la chispa que encienda la mecha de la motivación social, los comprometidos con el nuevo régimen reconfortarán sus creencias en el movimiento y su devoción al líder, los indecisos tendrán la evidencia de una realidad que se puede medir y contar, los inconformes, adversarios u opositores, tendrán en la marcha el mejor pretexto para dar vuelo a la imaginación construyendo hipótesis que habrán de someter a prueba en menos de un año, cuando den inicio de manera formal las campañas políticas rumbo a la sucesión presidencial.

Por otra parte, el presidente López Obrador de alguna manera cayó en la trampa provocadora de la marcha previa en defensa del INE, en la historia del México reciente, no se registra la presencia de ningún presidente protagonizando una marcha de esta naturaleza. Sin embargo, no olvidemos que son otros tiempos y es otro régimen político, si en algo es especialista el presidente López Obrador, es en marchas, mítines, y todo aquello que implique convocatoria para la movilización de las masas.

La oposición tendrá en la reina de las marchas la oportunidad de ver la sombra de lo que será la contienda política del 24, la fuerza de MORENA diseminada en 20 de los 32 estados. Si la marcha del domingo 27 encabezada por AMLO no logra unificar a la oposición, entonces no tiene sentido que participen de manera desarticulada o individual, a menos que quieran dar pena o lástima.

Los boletos de avión para llegar a la Ciudad de México se están agotando, los transportistas aún tienen disponibles camiones, y los que lo usarán sus propios vehículos, háganlo con precaución.

La marcha afectará las agendas de muchos gobernantes, pero primero lo primero.