Por David Uriarte /

Hay que tener cuidado con las afirmaciones, en este caso, la afirmación de que “la felicidad te puede salvar del SARS-CoV-2”, se refiere a lo siguiente. Desde la neurociencia, la felicidad es la ausencia de miedo, el miedo se produce cuando se activa la parte anterior del hipotálamo, el miedo activa los núcleos de la función simpática que se encuentra en la parte posterior y lateral del hipotálamo, al mismo tiempo activa la adenohipófisis para producir la hormona adrenocorticotrópica (ACTH), que se encargará de estimular la zona fascicular de la corteza de la glándula suprarrenal para producir la hormona cortisol, el indicador del estrés.

Agregado a lo anterior, los núcleos hipotalámicos de la función simpática que inervan a la médula de la glándula suprarrenal, con la emoción del miedo harán que el aminoácido fenilalanina se convierta en adrenalina y noradrenalina, estas sustancias denominadas catecolaminas elevarán la presión arterial y producirán taquicardia o aumento de la frecuencia cardiaca.

En resumen, el miedo activa una cascada patológica que afecta al sistema de defensa del organismo, al aumentar el cortisol modifica el metabolismo de la glucosa, favorece el metabolismo anabólico predisponiendo al aumento de peso, además la norepinefrina estimula la inervación de la glándula tiroides y las personas se ponen irritables y nerviosas.

Si la felicidad es la ausencia de miedo, entonces, el miedo interfiere con la felicidad y enferma al organismo generando una comorbilidad como terreno propicio para la multiplicación y estragos del coronavirus en el organismo, desde una simple infección, hasta la muerte.

Mantener un estado de ánimo estable, ser propositivo, optimista, tener una alimentación balanceada y hacer ejercicio, predispone al organismo a mantenerse fuerte y superar con sus propias defensas al coronavirus, si de plano la carga viral es demasiado alta, la intervención oportuna del criterio médico es lo indicado sin que la persona olvide que a veces el miedo es más letal que el propio virus.

Desde el siglo pasado las investigaciones revelan que el buen estado de ánimo y la sonrisa aumentan las inmunoglobulinas A, hoy se sabe que la ausencia de miedo es la felicidad.