Por David Uriarte /
Gracias a la crueldad de la esclavitud, los esclavos se revelaron y decidieron vivir en libertad; gracias a los excesos de la derecha y los partidos de centro derecha, la sociedad se reveló y votaron por un régimen de izquierda; esto ha pasado en casi toda América Latina, así lo revelan las elecciones del día domingo 30 de octubre en Brasil.
Latinoamérica empezó a cambiar súbitamente, un exguerrillero de izquierda Gustavo Petro de 62 años, es el presidente de Colombia; en Chile, Gabriel Boric, el gobernante en funciones más joven del mundo, con 36 años de edad; Alberto Fernández de 63 años, presidente de Argentina; Luis Alberto Arce Catacora de 59 años, presidente de Bolivia.
José Pedro Castillo Terrones de 53 años, es un político, profesor y dirigente sindical que hoy dirige el destino de Perú; Nicolás Maduro Moros, de 59 años, dirigente sindical que decide el destino político, económico y social de Venezuela; qué decir de Cuba con Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez de 62 años.
Luiz Inácio Lula da Silva, un obrero metalúrgico, sindicalista, de 77 años, desplaza a Jair Bolsonaro, el candidato de izquierdas obtiene el 50,9% de votos frente al 49,1% del derechista, un resultado tan ajustado como en su tiempo fue el resultado de las elecciones presidenciales en México, de Felipe Calderón y el entonces opositor Andrés Manuel López Obrador.
Excepto Gabriel Boric, de Chile de 36 años, todos los demás presidentes de izquierda tienen en promedio sesenta años y más.
América Latina ya tiene por lo menos un 80% de sus presidentes del partido de izquierda, esta lectura invita a la reflexión, algo está pasando en el mundo que la sociedad les cobra la fractura a los gobiernos derechistas en las urnas.
Es cierto que el primer mundo es capitalista, con servicios de salud de primera, sistema educativo de vanguardia, seguridad social envidiable estadísticamente, un estilo de vida sólo imaginado por los países socialistas, en fin, una diferencia evidentemente marcada por el dinero.
Las carencias, el hambre, las limitaciones en servicios de salud, economía, investigación y desarrollo; las expectativas reducidas de un bienestar salpicado de ocio, es la característica de los pueblos que se hunden en un modelo político ideológico de izquierda, sin embargo, por algo prefieren la idea de, “todos limitados y pocos o ningún enriquecido”.
Es una fuente de estudio interesante.