Por David Uriarte /
No se volvieron kafkianos, simplemente avanzan a su ritmo y se transforman a su modo, eso pasó en el PRI estatal desde la salida o huida de Jesús Valdés como presidente del Comité Directivo Estatal.
La llegada del delegado Ramiro Hernández García, convertido en presidente provisional, fue una esperanza que pronto se agotó, dio muestra de su oficio político, de su capacidad de negociación pero no de conciliación y unidad, hubo intentos de democratización del proceso, se experimentaron formas nunca exploradas como llevar a los aspirantes al Comité Nacional… reuniones y más reuniones, se convocaron a los expresidentes del partido en Sinaloa, y siempre llegaban al mismo punto: la diferencia entre lo que quieren los priistas sinaloenses y lo que quiere el Comité Ejecutivo Nacional.
Lo que no hicieron en más de un año, lo hicieron en un día. En el apartado 12 de los 16 antecedentes normativos, prevén que la Comisión Estatal de Procesos Internos es la instancia responsable de organizar, conducir y validar el procedimiento para la elección de las personas titulares de la Presidencia y la Secretaría General y, entre otras atribuciones, le corresponde aplicar las normas específicas de las convocatorias que para el efecto se emitan.
Sin embargo, el 20 de mayo de la presente anualidad, el Presidente del Comité Ejecutivo Nacional emitió acuerdo de autorización para que la Comisión Nacional de procesos internos ejerza la facultad de atracción del proceso interno referido.
Esto elimina del mapa electoral al ícono del PRI en Sinaloa: Jesús Enrique Hernández Chávez, el famoso “Chuquiqui” quien estará renunciando a su comisión en los próximos días, no sé si por dignidad, por coraje, por convicción o por qué… simplemente el Presidente del PRI Nacional le está diciendo que no lo ocupa.
Para Hernández Chávez, la atracción del proceso interno por el CEN es una medida centralista con sesgos autoritarios, por un lado, consulta y por otra una sola planilla. Al “Chuquiqui” no se le puede destituir porque fue electo, lo que no se sabe y tampoco lo ha dicho Hernández Chávez, es si la posible planilla pudiera contemplar la figurar de alguien que está en sus afectos de manera natural desde hace muchos años.
Los subsecretarios de Organización del CEN le quisieron enseñar el padre nuestro al obispo político del PRI, y tuvieron que pedir la bendición papal.