Por David Uriarte /

Hay piezas claves en el gobierno y en los partidos políticos, ése es el caso de Héctor Melesio Cuén Ojeda, el tema de la rentabilidad no está a discusión, la discusión está en la posición que puede ocupar en el gobierno de Rocha.

Cada ventaja tiene su desventaja… si Cuén acepta una secretaría en el gobierno que empezará dentro de unas semanas, cualquiera que ésta sea, es posible que muchos digan que será un súper-secretario, pero, por otra parte, ¿Qué pasará con el PAS? ¿Qué pasará con los miembros del PAS que ocuparán posiciones en el congreso, en los gobiernos municipales y en el gobierno estatal? ¿Qué tanto sentirán la orfandad de su líder político?

Y por otra parte, ¿Qué tanto el trabajo burocrático le atará las manos y la voluntad para darles calor a sus correligionarios? En fin, sólo ellos (Rubén Rocha y Héctor Melesio Cuén) saben y conocen el corazón de la estrategia política que se puede implementar en estos días.

A Cuén le puede pasar lo que les ha pasado a brillantes profesionistas: al incursionar en el mundo de la burocracia dejan de lado su vocación, se meten a un mundo interesante y ahí terminan sus días dejando de lado el potencial técnico o científico, en este caso, político.

Es cierto que desde el gobierno se puede hacer política, pero la política partidista requiere de libertad y tiempo, por otra parte, si Cuén acepta cualquier posición, ¿A quién le confiaría las tareas partidistas?

Es cierto que nadie es indispensable, pero en estos momentos el PAS como partido local está en la cresta de la ola del triunfo y la sinergia, la credibilidad de su fortaleza ya tocó el ámbito nacional, es decir, el líder nacional de MORENA, Mario Delgado, le tiene tomado el pulso al PAS y su líder; eso implica necesariamente información al primer morenista de la nación llamado Andrés Manuel López Obrador.

Una cosa es la disciplina, el agradecimiento y la flexibilidad que puede mostrar Cuén, y otra cosa es que sólo se ponga las esposas de la burocracia, como dice el dicho “la jaula, aunque sea de oro no deja de ser prisión”.

La rentabilidad política de Cuén puede ser tal que lo lleve a ser un súper-secretario, pero lo acote o imposibilite a realizar su sueño.