Por David Uriarte

El partido político que por décadas fue el ‘Rey del poder’, de las decisiones universales y el reparto literalmente de todo… Hoy está en el resquicio de la memoria social, con las jugosas migajas de un recuerdo histórico ideológico en decadencia, así lo demuestra la composición actual del poder legislativo y la distribución de los gobiernos estatales y municipales en México.

Sinaloa es un referente o una muestra de la composición de los intereses políticos del PRI, nadie puede negar la experiencia y habilidad de sus cuadros, grandes intelectuales han dejado huella en las instituciones de gobierno, la doctrina como tal está impecablemente revisada, sus alcances sociales no tienen margen de crítica, sin embargo, los resultados electorales indican otra cosa.

Lejos quedaron los tiempos donde el poder del corporativismo estaba dominado y dirigido por el PRI, bastaba una mueca de la oposición para dejarle caer todo el peso de las centrales obreras y el sindicato más grande de Latinoamérica para hacer papilla los intereses ajenos a la famosa “aplanadora”.

El arribo del PAN con el nuevo siglo fue en su momento una esperanza social en México, sin embargo, el poder los ahogó, no supieron qué hacer con él y dieron paso al Movimiento de Regeneración Nacional.

Así el PRI fue condenado o sentenciado a ocupar su lugar en la última fila del poder político, desde ahí, ha estado maquinando cómo superar el castigo impuesto por la sociedad.

Antes de ser cenizas pretenden reavivar las brasas del poder, quieren recobrar credibilidad, reorganizarse y para eso, están haciendo uso de los estrategas del pasado, los políticos que fueron desplazados por las nuevas generaciones que a pesar de sus maestrías y doctorados en políticas públicas no supieron mantener al PRI exitoso del siglo pasado.

Los apoyos económicos discrecionales del pasado han desaparecido, hoy les queda el apoyo estratégico de los priistas que anduvieron en grandes ligas en el pasado, si se reconcilian con ellos pueden recibir el aire que reavive las brasas del poder y del pasado.

En el CDE del PRI en Sinaloa, quienes pueden decir y ayudar mucho son los “Jesuses”.