Por David Uriarte /
Mientras un psicólogo clínico o social le invierte años en su preparación académica, todo indica que el presidente Andrés Manuel López Obrador es un psicólogo natural, así lo demuestran una serie de actuaciones donde el presidente recibe a los inconformes y en cuestión de minutos les transforma el estado emocional.
Los grupos que reclaman el cumplimiento de promesas de gobiernos anteriores, la resolución de conflictos añejos, o violación de sus derechos, cuando logran estar frente al Presidente como la única y máxima figura de gobierno que les podrá solucionar sus problemas, inmediatamente sienten la postura empática, conforme se va desarrollando el diálogo, caen una especie de nube hipnótica donde la voz del Presidente los arrulla, como lo hace la madre con su hijo al dormirle entre sus brazos.
El caso de los padres y familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa es la evidencia de la capacidad seductora del Presidente; a través del subsecretario Encinas les dijo en palabras claras y precisas que los estudiantes están muertos, con esto se cierra el caso y se quita del camino político un problema social cuya dimensión no soportó el gobierno anterior.
La maestría del Presidente para manejar o gerenciar casi todos los conflictos sociopolíticos de México, es producto de tantas horas que ha dedicado a estar cara a cara con la población afectada o necesitada, y la experiencia de los alcances del gobierno como rector de la vida social.
Una cosa es magnificar los posibles errores de un gobierno, y otra cosa, es no reconocer la habilidad del gobernante, ‘las mañaneras’ y las giras presidenciales de fin de semana, son el mejor escenario para ver la forma en que mueve el abanico el marqués de Palacio Nacional.
Toda conducta surge de las motivaciones consientes o inconscientes de la persona, por eso, a cada paso y en cada momento, el presidente López Obrador da muestra de su habilidad psicológica, en el recorrido de fin de semana por el municipio de Cajeme en Sonora, un automovilista le dice al presidente: -“Oiga, qué bueno que lo están paseando por aquí, están bien madreadas las calles”, – “Ya me estoy dando cuenta”, le contesta el presidente, -“Oye -le dice el presidente- ¿quién crees que va a estar el día 15 en la noche en el Zócalo, en el Grito de Independencia?- “¿Nosotros?” –“Los Tigres del Norte” -“¡Aaaaah!, sale”. Y se acabó el reclamo.