Por David Uriarte /
Lo que mueve a la persona para hacer o dejar de hacer, para decir o dejar de decir, eso es la motivación; todo aquello que no pasa por el proceso de pensamiento puede ser impulso, y los impulsos son productos de las emociones, por lo tanto, una cosa es emocionarse y otra distinta es pensar.
Las motivaciones de los patrones y los empleados son generalmente distintas, como distintas son las motivaciones del gobernado y el gobernante.
Los patrones, algunos, se resisten a cumplir con las obligaciones fiscales y sociales, se resisten al pago de los impuestos, se les hacen altas las tasas impositivas del SAT, se resisten al pago puntual de los aguinaldos y las primas vacacionales de sus empleados… se resisten al pago de las cuotas obrero-patronales del IMSS, se resisten al disfrute de los periodos vacacionales por parte de sus empleados.
Algunos empleados, no todos, se resisten a cumplir con sus obligaciones contractuales, con el rendimiento y la productividad, con la asistencia y la puntualidad, con el buen trato al cliente, con todo aquello para lo que fueron contratados, se vuelven muy exigentes de sus retribuciones y descuidados de su trabajo y obligaciones.
Las motivaciones de patrones y empleados cuando son diferentes o divergentes generan perdidas para el binomio patrón-empleado. Cuando las motivaciones o lo que los mueve es ganar-ganar, las cosas son diferentes y la economía mejora, la seguridad social protege al trabajador y el trabajador protege al patrón.
Las motivaciones de los gobernados son recibir la seguridad pública que garantice la sana convivencia y la paz social, tener un sistema de salud pública que garantice el bienestar de las familias, tener un sistema educativo de calidad, y tener empleos cuyos ingresos superen con mucho la inflación y les permita vivir bien o por lo menos en la medianía que satisfaga las necesidades primarias, de techo, comida, salud y educación.
Las motivaciones de los gobernantes son cumplir con las motivaciones de los gobernados, garantizar la seguridad pública, la salud, la educación y el ingreso justo para las familias.
Dentro de las motivaciones, y entendiendo que el que gobierna no puede satisfacer todas las necesidades del gobernado, están las negociaciones y buenas relaciones que necesita construir el gobierno con la clase empresarial, ¿Por qué? Porque todo o casi todo se mueve con dinero.