Por David Uriarte  /

Un mismo país, un mismo Presidente, un mismo régimen político, y 130 millones de mexicanos con distintas realidades.

Pobreza, enfermedad e inseguridad, es la realidad apocalíptica de la tierra de la esperanza. Ricos y sanos en México son pocos, ricos, sanos y seguros, más pocos, el aguijón de la pobreza no suelta a sus agremiados y hace proselitismo para engrosar sus filas, sino, veamos las estadísticas oficiales.

Por si les faltaba algo a los mexicanos, llegó la pandemia, con ella la muerte prematura de miles de mexicanos que al parecer serán entre 130 y 150 mil, número que multiplica en promedio a tres familiares directos de los fallecidos –en algunos casos– dejándolos literalmente en la calle de la tristeza, sufrimiento y abandono.

Si al grado de pobreza y enfermedad le sumamos el grado de inseguridad, entonces las cosas se ponen “color de hormiga” en la tierra de la esperanza.

Aunque la evidencia no deja lugar a especulación o dogma, aun así hay que reconocer que una capa considerada de mexicanos son privilegiados al tener dinero para comer, salud, y una suerte de amparo ante la ola de violencia e inseguridad.

Los motivados por su condición humana de privilegio, es decir, aquellos que cuentan con lo básico para subsistir, una salud cuya fortaleza se puso a prueba en tiempos de pandemia, y han sido inmunes a las garras de la inseguridad, perciben un México distinto, un México donde la esperanza es una realidad.

Los decepcionados por no tener lo suficiente o haber perdido su riqueza, tener secuelas –en el mejor de los casos– al ser sobrevivientes de la enfermedad pandémica, o haber vivido la experiencia traumática de un robo, asalto, secuestro, extorsión, o lesiones de cualquier tipo, perciben un México distinto… un México gris, sin esperanza, un México triste, donde vivir no promueve la esperanza, donde la depresión y ansiedad cubren las heridas de una realidad tenebrosa e inimaginable.

Los motivados y los decepcionados viven en un México libre, en un México donde sus habitantes además de esperanza saben construir resignación, tolerancia, aceptación y coraje para esperar siempre la mejor oportunidad, ésta puede ser en el 2021.