Por David Uriarte /
Una cosa es estar en desacuerdo, y otra muy distinta es tener un trastorno de personalidad evitativa, fóbico o negativista.
Según los criterios internacionales para el diagnóstico de trastornos mentales y de la personalidad, y la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud de la Organización Mundial de la Salud en su versión reciente, los problemas de personalidad evitativa llevan la clave 301.82 o F60.6. Las compañías de seguros no cubren ningún procedimiento si antes no se presenta el diagnóstico sustentado.
El trastorno de la personalidad evitativa se caracteriza por un patrón dominante de inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y se manifiesta en diversos contextos a través de cuatro (o más) de los hechos siguientes:
- Evita las actividades laborales que implican un contacto interpersonal significativo por miedo a la crítica, la desaprobación o el rechazo.
- Se muestra poco dispuesto a establecer relación con los demás a no ser que esté seguro de ser apreciado.
- Se muestra retraído en las relaciones estrechas porque teme que lo avergüencen o ridiculicen.
- Le preocupa ser criticado o rechazado en situaciones sociales.
- Se muestra inhibido en nuevas situaciones interpersonales debido al sentimiento de falta de adaptación.
- Se ve a sí mismo como socialmente inepto, con poco atractivo personal o inferior a los demás.
- Se muestra extremadamente reacio a asumir riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades porque le pueden resultar embarazosas.
Todos, de alguna manera, podemos presentar rasgos de personalidad evitativa o conocer personas que cumplen con todos los criterios. Estas personas están siempre o casi siempre en desacuerdo con los demás, siempre encuentran el “prietito en el arroz”. Son especialistas en darse cuenta de los detalles a criticar, aunque tengan enfrente una serie de condiciones dignas de alabar, reconocer o aplaudir.
Las personas negativistas sufren esta condición no por su voluntad; vienen marcadas desde su niñez con traumas difíciles de reconocer por su conciencia, pero fáciles de identificar por los demás, lo que causa divergencia entre sus amigos.
Si conoces a alguien con estas características, no lo critiques, no lo juzgues: entiéndelo.















