Por David Uriarte /
Muchas personas dicen, -a mí no me interesa la política-, otras dicen lo mismo, pero además critican la política o a los políticos. Hay nubarrones que presagian lluvia, lluvias que presagian inundaciones, e inundaciones que presagian desgracia.
Hay signos de descomposición social, actos criminales impensables, familias enlutadas, victimizadas, en el desamparo, y sin tiempo para vivir en el miedo por lo repentino de su muerte; ésta es la estampa o imagen de un México posrevolucionario, neoliberal, neoporfirista, conservador, o como se le quiera llamar, lo cierto es que la etiqueta de no cambia la realidad.
Gente trabajadora o en busca de trabajo, es alcanzada por las balas criminales, negocios que dan sustento a miles de familias, son incendiados como en las películas de acción, transporte particular, público o de carga, es incendiado o vandalizado, todo con un sólo objetivo: que sepa la población cual es el alcance del poder fáctico.
Si las predicciones fueran pocas para entender lo que sigue, hay gobernantes que admiten, teniendo un alto mando de las fuerzas armadas a su lado, que hay bandas criminales que están cobrando “facturas”, tal es el caso de la presidenta municipal de Tijuana Montserrat Caballero Ramírez.
En una entrevista para Milenio Noticias, el sábado pasado, la alcaldesa dijo mucho, pero nada que demuestre el control de la seguridad pública en una ciudad fronteriza tan importante como Tijuana. Como es frecuente, en ningún momento aceptó o se compromete a solucionar los problemas sociales relativos al clima de violencia que vive el municipio.
Estas predicciones políticas cuyas coincidencias se dan en ciudades fronterizas como Ciudad Juárez y Tijuana, sumadas a lo mismo en otras ciudades con alta densidad de población, son muestras de provocación del crimen organizado, no necesariamente de grupos dedicados al narcotráfico.
Las estructuras del poder gubernamental municipal, estatal y federal, son puestas a prueba, hay evidencia desde hace meses de cual, y como es el trato a las fuerzas armadas de México, de cómo los grupos criminales han perdido el miedo a las autoridades civiles y militares, todo esto ¿Qué presagia?
¿Qué sigue? Por un lado, la incertidumbre de amanecer con más noticias de una violencia desbordada; por otro lado, el miedo propio de una sociedad que ve en los hechos la predicción de lo que sigue.