Por David Uriarte / 

Con treinta millones de pesos se puede hacer mucho, con treinta millones de votos mucho más.

La muerte súbita del gobierno priista fue resultado de dos cosas: la conciencia de los pobres para salir a votar, y la inconsciencia de los ricos para quedarse sin votar.

Los pobres se emanciparon del yugo de un gobierno, buscaban tirar el yugo de la pobreza; los ricos o los menos pobres se quedaron atónitos, afásicos, sorprendidos por la muerte súbita de su partido, es decir, voltearon a la derecha cuando de la izquierda les arrebataron su seguridad negociada por años.

La curva de aprendizaje de cualquier gobierno tiene su precio: ensayo-error, es la constante por la naturaleza, dimensión o complejidad de la dinámica de un país cargado de rezagos e inercias que hay que romper.

Este 10 de abril es un laboratorio social, un experimento político cuya tendencia marca un destino duradero del nuevo régimen político que estrenó Andrés Manuel López Obrador, no existen los gobiernos perfectos, la dinámica social es amorfa, se direcciona según las necesidades resueltas y las no resueltas, esta relación de fuerzas marca el destino y el tiempo de las administraciones públicas.

Todo radica en el pensamiento de los gobernados, la famosa resiliencia es la ‘olla express’ o de presión, la resistencia de un pueblo ante su gobierno puede ser generacional, ahí están los casos de Cuba o Venezuela, México no es la excepción; así como los cubanos han resistido más de sesenta años un esquema de gobierno al parecer inacabable, los mexicanos resistieron más de sesenta años de un gobierno emanado de un sólo partido, y cuando llegó la alternancia también llegó el fin del partido hegemónico.

Así como los clientes compran con la mente no con el bolsillo, los simpatizantes votan con la mente no con el compromiso verbal… por eso, la muerte súbita del PRI fue producto de la convergencia de voluntades reprimidas por años, por generaciones, voluntades que emergieron del fondo del lago triste buscando aire fresco en la barca de MORENA.

El ejercicio que hace López Obrador a través de su brazo operativo que es MORENA, es la evaluación del estado de ánimo de sus 30 millones de votantes, es la prueba psicológica para saber si siguen pensando igual. Además, será un indicador para contrastar su estrategia política versus los resultados en la simpatía a su régimen de gobierno.