Por David Uriarte /

Los candidatos y candidatas que van por las presidencias municipales y las diputaciones locales, serán las que realmente hagan ruido, las que protagonicen la rebatinga electoral, ya se vio que las candidaturas presidenciales nomás no levantan en el ánimo electoral, igual sucede con las candidaturas al Senado y al Congreso Federal.

Al darse a conocer las listas de aspirantes locales por cada partido, realmente no hay sorpresas, aún faltan por aparecer las listas definitivas de los procesos locales, sin embargo, los nombres que aparecen no causan sorpresa, son las cuotas impregnadas de compromisos políticos con los liderazgos cupulares, y el centralismo que sigue redireccionando las políticas locales prácticamente de todos los partidos.

Las preguntas de hoy siguen siendo las mismas que hace cincuenta años ¿Sabe usted cuál es su sección electoral? ¿Sabe usted a qué distrito local pertenece su colonia? ¿Sabe usted en qué distrito federal le corresponde votar? ¿Conoce el nombre y partido de los candidatos a la Presidencia Municipal? ¿Conoce el nombre y partido que postula a los candidatos a diputados locales, federales y senadores?

Estas preguntas eran ociosas hace ochenta años porque no había competencia político electoral; hace cincuenta años el bipartidismo PRI-PAN eran las opciones; hace veinte años el pluripartidismo fraccionaba las intenciones de voto y la alternancia enseñaba su mejor cara. Hace diez años, después de incubarse por otros tantos años, nace el partido en el poder, de hecho, muchos piensan que MORENA llegó para quedarse muchos años.

“No es un gobierno” dijo AMLO, es un régimen político, un cambio de ideales, un rumbo diferente del país… Pero, regresando a la rebatinga electoral que se espera, la idea es que exista una verdadera cultura cívica donde la enseñanza corra a cargo del Estado, así como se enseñan las matemáticas o cualquier otra materia curricular desde la temprana edad.

Los resentidos en el proceso electoral por quedar fuera de la jugada y no aparecer en las boletas electorales, se sumarán a los resentidos y enojados con sus partidos y la sociedad por no verse favorecidos con los resultados en las urnas. Sin embargo, la rebatinga electoral debe ser el preámbulo de un proceso de enseñanza-aprendizaje donde las nuevas y viejas generaciones participen y no se sumen a la queja social.

Hay que votar.