Por David Uriarte 

No se trata de vender miedo, se trata de construir conciencia.

La historia registra una serie de catástrofes que han puesto de rodillas a la humanidad: lava volcánica que sepulta caminos y viviendas, inundaciones que arrollan comunidades completas, terremotos de magnitud sepulcral, incendios forestales que evocan el infierno, tornados cuya furia destruye todo a su paso, pero nada como una sequía que amenaza con un desespero agonizante con una guerra por el agua, con una ansiedad derivada de una sed desesperante… En fin, una sequía apocalíptica.

Todo México es territorio de sequía excepto tres entidades, si la naturaleza no exprime sus lágrimas y moja la tierra fértil de un país cuyos habitantes tal vez no dimensionan la gravedad, la catástrofe es inminente: el sector primario dejará de producir los granos y alimentos, las presas serán testigos mudos de lo que en un tiempo fueron las reservas hídricas de una sociedad cuya imaginación no registró la sequía apocalíptica.

La recarga de los mantos freáticos se da de manera cíclica en la temporada de lluvia, las presas dependen de los escurrimientos de las cordilleras y de las lluvias a cielo abierto, son vasos de reservas para generar energía eléctrica, y regar los fértiles valles de la costa donde se producen los granos alimenticios principalmente.

Si la naturaleza pierde, alarga o modifica los ciclos de lluvia sobre la tierra, todo el ecosistema sufre a tal grado que la vida silvestre y humana pueden entrar en un proceso primero de sufrimiento y después de extinción, hoy, todavía es posible abrir el grifo de la regadera y disfrutar de un buen baño, sin embargo, los riegos agrícolas ya están restringidos.

Como nunca, las reservas de las presas están en los mínimos históricos, todo indica que la mortandad de animales empezará a partir de unos meses si las lluvias no aparecen, no es exageración decir que se acerca una sequía apocalíptica.

Los creyentes que temen al infierno, a quemarse a fuego lento en la hoguera del infierno, no imaginaron que el peor infierno podría ser la sequía, ahora toma sentido el origen de la vida en el agua, hoy se debe tomar conciencia de la importancia del agua.

Aquellos que no creen en el cambio climático, pueden sobrevolar las presas para dimensionar lo que implica la sequía apocalíptica.

En un ejercicio de imaginación ¿Cómo serían los últimos minutos de tu vida muriendo de sed?