Por David Uriarte / 

Entre topes y baches se perfila el tipo de ciudad que se transita, al mismo tiempo, se perfila el tipo de conductores que la transitan.

Lo ideal se contrasta con lo real, mientras las normas internacionales de movilidad refieren el privilegio al peatón, los automovilistas buscan ventaja en función de tiempos en sus desplazamientos.

Entre la imprudencia del conductor y la irresponsabilidad de quienes colocan los topes en las calles, caminos y carreteras, la tragedia se asoma, desde pérdidas de vidas por atropellamientos, hasta descomposturas mayores de los vehículos cuyos conductores son sorprendidos por topes sin señalización previa.

El año pasado los topes protagonizaron noticias escandalosas en Mazatlán, circularon videos donde se aprecian vehículos proyectados por el efecto de rampa en los topes colocados como disuasivos del exceso de velocidad.

En este año, entre la posible impericia del conductor de un vehículo de transporte de personal, la obscuridad de la madrugada, y el tope imperceptible por la nula visibilidad ante la ausencia del señalamiento del mismo, se generó un accidente tipo choque por alcance donde perdió la vida el conductor de la unidad, el siniestro se registró a las tres de la mañana por la carretera Culiacán-Navolato, el mes de mayo.

Los empresarios que utilizan transporte de personal debido a los horarios y ubicación de las fuentes de trabajo, conocen más de este tipo de accidentes generados por la mezcla de topes colocados en las carreteras y la imprudencia o impericia de los conductores, las descomposturas mecánicas son lo de menos, la magnitud de las lesiones físicas que pueden ir desde leves a graves es lo que se debe prevenir.

No cabe duda que es la suma de voluntades lo que puede hacer de una ciudad con topes en sus calles y carreteras, una ciudad de primer mundo donde impere el respeto mutuo.

Las autoridades ven en los topes un recurso infalible para enseñar a los conductores a moderar la velocidad, los ciudadanos ven en las autoridades una carencia en la educación vial; Estas son las ventanas de oportunidad para armonizar las conductas sociales relativas a la movilidad, un conductor responsable de mantener la velocidad indicada, un peatón responsable y prudente al cruzar las calles y carreteras, de esta manera la ciudad lucirá limpia de topes y libre de accidentes.