Desde el punto de visto biológico es importante ser reconocidos por que es a partir de la mirada, la palabra y el afecto del otro que nos construimos como seres humanos.

Cuando somos bebés necesitamos al otro (mamá-papá) y su reconocimiento para sobrevivir, siendo la madre quien cubre nuestras principales necesidades, estas experiencias son la base sobre la que se edificará nuestra vida y a partir de la cual aprenderemos a relacionarnos con el mundo.

Después a medida que avanzamos en edad y en experiencias necesitamos el reconocimiento de los demás para confirmar nuestra existencia, es decir, a través de los gestos, palabras y mensajes de las otras personas validamos y reafirmamos quienes somos y aprendemos a tener un valor propio.

Por eso en la medida que una madre-padre, un profesor, un abuelo o un amigo reconoce a un niño o joven como una persona digna de ser amada, con inteligencia, capacidades, sueños propios y con potencial de llegar a ser todo para lo que ha nacido, ese niño-joven recibe alimento emocional que al igual que el alimento físico le permite desarrollarse, crecer y formarse como persona.

Sin embargo, muchas veces el alimento emocional que se recibe es de mala calidad o nulo  por lo que obstaculiza el sano desarrollo de esa persona.

Siguiendo la línea de la vida, ese niño ahora es adulto y se encuentra experimentando el modelo que ha aprendido de ser reconocido por el otro y esperando que sean los demás los que lo alimenten y validen, funciona pues alrededor de alguien más; situación que en las primeras etapas de la vida (infancia) es muy normal, pero ya de adulto ¿qué tan válido es depender del reconocimiento del otro?

Para algunos la respuesta es: muy válido, y para otros puede parecer absurdo; el argumento de cada postura radica en distinguir la intención con la que se busca el reconocimiento.

Para los que creen que se vale estar buscando siempre la aprobación, el elogio, las virtudes, etc., y que además lo necesitan para sentirse equilibrados tendrían que preguntarse qué vacíos emocionales están persiguiendo; cuando la necesidad es mucha significa que algún aspecto del ser no está satisfecho y la persona inconscientemente está en la búsqueda del bienestar que cree encontrar en el reconocimiento y atenciones del otro.

En otro extremo están los que viven el reconocimiento como una experiencia natural, es decir, como humanos necesitamos hablar, que se nos escuche y además que se nos ponga atención. También en nuestra naturaleza está el ser productivos, crear, desarrollar y crecer, estas personas saben que su vida y sus acciones tienen un valor y son los primeros en reconocerlo es por ello que no persiguen el reconocimiento, sino que les llega por añadidura.

Finalmente me gustaría agregar que es a través del reflejo del otro en quien podemos ver expresada nuestra grandeza, sin el otro simplemente no existiríamos, no tendría sentido  la vida, pues nos construimos y crecemos en compañía de otros seres humanos.