Por David Uriarte /
No existe respuesta certera en tanto nadie conoce el futuro, sin embargo, hay datos predictores, patognomónicos dirían los médicos, del destino de una nación cuando las cosas mínimas necesarias para el bienestar no se cumplen o se cumplen a medias.
Un país de 130 millones de habitantes como México, representa una oportunidad para cualquier gobierno, no importa el color, lo que importa es el cumplimiento de lo necesario para mantener una sociedad contenta, feliz, segura, sana, educada, competitiva y dispuesta a construir un modelo de nación envidiable por su desarrollo tecnológico, científico y humanista.
Los 10 países con la mejor educación, según las pruebas Pisa, un instrumento de medición de la capacidad lectora, matemáticas y ciencia, demuestran que China, Singapur, Macao, Hong Kong, Estonia, Canadá, Finlandia, Irlanda, Corea, y Polonia, son los mejores y México ocupa el lugar número 53.
Los chinos además tienen la segunda economía más fuerte del mundo después de Estados Unidos, y México está en el lugar 16.
Los países más seguros para vivir son Islandia, Nueva Zelanda, Irlanda, Dinamarca, Austria, Portugal, Eslovenia, República Checa, Singapur, y Japón.
México es uno de los 20 lugares más peligrosos para vivir en el planeta, rankeado en el puesto 11, según Forbes en un estudio de 187 países hace tres años.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los países con cobertura sanitaria universal considerados como los mejores sistemas de salud en el mundo son Suiza, Francia, Irlanda, Kuwait, y Singapur, México ocupa el lugar 19.
Un país que aparece lejos de los mejores lugares en el sistema educativo, lejos en la economía, lejos en la salud, y más lejos en la seguridad para vivir, es un país y una sociedad que tienen mucho que pensar y más que hacer.
Las cosas no se dan por casualidad, son producto de la sinergia gobierno-gobernados, un gobierno que busca direccionar sus programas sociales con el objetivo de mejorar la calidad y el estilo de vida de sus gobernados; y unos gobernados que contribuyen con su trabajo para mejorar su economía, con sus hábitos para promover y preservar su salud, con su inteligencia para permanecer en las aulas hasta recibir un título, y con su respeto para fortalecer la seguridad pública.
¿Cómo será el destino de una sociedad violenta, enferma, pobre, e ignorante? ¿Yo qué tengo de esto?