Por David Uriarte /

Dentro de las observaciones, críticas, preguntas, acuerdos, desacuerdos, elogios, o reclamos de algunos lectores de mis análisis, hay una pregunta hecha por un intelectual de la enseñanza en el aula, ¿Qué pasaría si llega una mujer de presidenta, y al tomar decisiones importantes que puedan marcar el destino del país anda menstruando, con cólicos, y labilidad emocional?

La pregunta tiene sentido al referirse concretamente a dos mujeres para gobernar, se sustenta en dudas razonables derivadas de las finalistas para dirigir el destino de México, Claudia Sheinbaum de 61 años; y Xóchitl Gálvez de 60 años, evidentemente, por la edad, estas dos mujeres son menopáusicas, por lo tanto, no tendrán cólico menstrual ni labilidad emocional secundario al desequilibrio hormonal de estrógenos y progesterona.

Las interrogantes de los hombres en relación a la capacidad de las mujeres para dirigir y de un cerebro masculino que visualiza el mundo desde su óptica a veces reduccionista, simplificada, o impulsiva por su carácter o incluso por su testosterona, esto es producto de la función cerebral masculina llamada unión témporo-parietal.

La neurocientífica Louann Brizendine en su libro El cerebro masculino, de editorial RBA, en la página 122 afirma, -Ahora sabemos que generalmente culmina en la década de los cuarenta o antes.

Llegada la menopausia con la caída o ausencia de los estrógenos, las mujeres experimentan cambios emocionales y cambios en la toma de decisiones, por eso se vuelven valientes, más asertivas o por lo menos no se dejan intimidar.

A las mujeres menopáusicas no les tiembla la mano, por si estaban con la duda.