David Uriarte /

Mientras la lógica de muchos servidores públicos es la construcción de modelos coercitivos para mitigar o disminuir el índice de irregularidades, la lógica dialéctica concluye analizar la causa y no contener el efecto.

Los cinco jinetes del apocalipsis social en México son la inseguridad, la enfermedad, la pobreza, la corrupción, y la impunidad.

El fracaso de las políticas públicas desde finales del siglo pasado es atender el efecto y no las causas, el primer ‘jinete del apocalipsis’ social en México indudablemente es la inseguridad en cualquiera de sus manifestaciones, desde los homicidios dolosos hasta las extorciones, pasando por la violencia física y psicológica, crear instituciones coercitivas o disuasivas del delito, no ha demostrado su efectividad.

Tendríamos que poner en la calle millones de policías cuidando a otros tantos millones de ciudadanos con el riesgo inminente de tener en los propios policías al enemigo a vencer, ese pensamiento gubernamental o institucional, simpatiza con el efecto no la causa, construir ciudadanos respetuosos es la estrategia que invocaría la causa.

La enfermedad es un reflejo de la cultura, de la forma de hacer las cosas en una sociedad que le resulta más cómodo buscar un antiácido para curar su indigestión, que modificar los hábitos alimenticios.

Contratar más médicos y hacer más centros de salud es un pensamiento reduccionista enfocado en el efecto y no la causa, enseñar a la población desde la infancia a construir hábitos alimenticios sanos, promocionar la salud y construir esquemas de medicina preventiva desde las instituciones de salud pública es la vía para controlar la causa, esto se llama educación para la salud.

La pobreza es un tema crónico en nuestra sociedad, cargarles la mano a los empresarios y al os que tributan a través de los impuestos para solventar en la inmediatez la pobreza, es magnificar el truco de la liebre y el perro de carreras, donde nunca el perro saciará su hambre con la figura de la liebre; incentivar las fuentes de empleo en lugar de pelearse con los empresarios, es la vía de la autosuficiencia que combate la causa de la pobreza.

La corrupción es un fenómeno que ha inspirado a los distintos gobiernos a construir instituciones, leyes, normas y reglamentos para controlar los procesos de licitaciones y el tráfico de influencias, otra vez invocando el efecto y no la causa.