Por David Uriarte /             

Se necesita sensibilidad y buen juicio para entender el lenguaje de la naturaleza, no son amenazas, son advertencias de la evolución propia del sistema donde vivimos… El sistema planetario, especialmente el sol, la tierra y la luna, convergen en una sinfonía de fuerzas donde el equilibrio es la fuente de vida.

La evolución ha marcado la pauta por donde caminan las especies, se supone que hace millones de años la tierra estaba desierta, después aparecieron los primeros signos de vida primitiva, los océanos construyeron el origen de las especies, la tierra fue el nido protector de la cadena de vida, la evolución y el tiempo se encargaron de la complejidad se los seres hasta llegar a ser lo que somos con todas las virtudes y defectos.

La virtud de la especie humana es el lenguaje y la inteligencia, los últimos siglos de la evolución suman más avances de lo imaginado, las tres recientes décadas de evolución tienen la gracia de los avances más espectaculares jamás imaginados por ser alguno, en la actualidad es imposible sumar tanto conocimiento emanado de la inteligencia humana.

Por si fuera poco, la inteligencia humana creó la inteligencia artificial, hoy pasan cosas de la manera más sencilla, cosas que para la inteligencia humana pudieran tomar horas o días, la inteligencia artificial lo resuelve en segundos, esta es la maravilla de la inteligencia humana.

Junto con la maravilla de los avances científicos y tecnológicos, aparece la depredación humana, la ausencia de respeto a la naturaleza y al sistema planetario. La amenaza de la sequía ya es una realidad, ayer se presentaron -por segunda ocasión en menos de un año- los apagones por fallas en el suministro de la energía eléctrica, producto de altas temperaturas y en consecuencia aumento en el consumo de energía eléctrica, la red de suministro no aguantó y se presentaron fallas, afectando el consumo doméstico, industrial, y estratégicas como los hospitales.

El lenguaje de la naturaleza es más que evidente, por enésima ocasión hay que decir y recordar que, si no cuidamos a la naturaleza, la humanidad está condenada a su autodestrucción.

Un planeta sin agua, es un planeta sin vida, un planeta sin energía eléctrica, es un planeta en tinieblas, una sociedad sin conciencia es una sociedad condenada a su extinción.

Aprender a leer a la naturaleza es aprender a querer a ésta y las próximas generaciones.