Por David Uriarte /
Los días más esperados por las familias mexicanas son, sin duda, Nochebuena, Navidad y Año Nuevo. Por lo pronto, Nochebuena y Navidad ya pasaron; la próxima semana será el momento de despedir el año viejo y recibir el nuevo. Por más que se les advierta a los adultos y padres de familia sobre el peligro de los juegos pirotécnicos, siempre están presentes como muestra de fiesta, aunque las mascotas sufran y los accidentes dejen un saldo indeseable.
Los servicios de urgencias hospitalarias volvieron a saturarse por enfermedades gastrointestinales. Náuseas, vómito y diarrea son los principales síntomas en aquellas personas que comieron en exceso o cuya reacción del organismo se disparó por el exceso de condimentos.
“Después de la tormenta viene la calma”, una calma mezclada con condiciones personales. La cuenta regresiva de las deudas empieza a presionar a aquellos que pidieron prestado para disfrutar en familia. Dentro de un mes, en la cuesta de enero, las casas de empeño estarán saturadas de clientes que buscan obtener dinero para saldar las cuentas de diciembre. Incluso, juguetes, televisores o electrodomésticos serán depositados en estas casas con el fin de conseguir un alivio financiero.
Las carreteras, las centrales de autobuses y los aeropuertos se llenan de viajeros que buscan regresar a su lugar de origen e integrarse nuevamente a sus labores diarias: unos lo harán en estos días y otros la próxima semana.
Sin duda, son estas fechas las que mueven millones de personas en todo el mundo. Muchos paisanos viajan durante horas, incluso días, por carretera o avión para reunirse con sus familias. Es un verdadero tormento en estas fechas, cuando aeropuertos como el de Tijuana cancelan vuelos por el mal clima. De cualquier manera, y a pesar de los riesgos, la ansiedad por estar con la familia supera cualquier pronóstico.
“Después de la tormenta, a veces viene más tormenta”. Los accidentes siempre están presentes en estas fechas. De hecho, muchas familias, en lugar de disfrutar de una cena navideña, pasaron la noche en la funeraria o en el panteón, enterrando a un familiar o recordando su partida. No todo es algarabía.
De alguna manera, ya pasó la mitad de la fiesta. La próxima semana concluye el ciclo de Navidad y Año Nuevo, y regresamos a la rutina diaria.
“Después de la tormenta viene la calma”, ojalá y así sea.















