Por David Uriarte / 

La agenda oficial -si es que existe-, contempla temas propios de los proyectos en curso de un estado próspero y sui géneris como Sinaloa, sin embargo, cuando los recursos económicos no fluyen como debieran, las obras de gran impacto social o de necesidad sanitaria proyectadas dentro de un calendario conjunto municipio, estado y federación, se detienen con las consecuencias políticas, administrativas y sociales cuya magnitud de momento sólo se sospechan.

En la vida política de un estado todo tiene un precio, si las obras y proyectos se cumplen, si quedan a medias o no se cumplen, la evaluación final de la federación no es al responsable de la obra civil o técnica, es al mandatario estatal responsable de conducir el destino político y el crecimiento y desarrollo de su entidad.

Conforme pasan los días y la fecha de entrega recepción se acerca, los municipios y el estado revisan sus pendientes, deudas a proveedores, bancos, porcentajes de cumplimiento en obras de presupuesto estatal y obras de presupuesto federación-estado, en fin, todo se reduce a dinero y su aplicación.

¿Cuántas obras están desfasadas, fuera de calendario o imposible de cumplir con las fechas de entrega? Ese dato lo tienen Osbaldo López Angulo, Secretario de Obras Públicas, y Luis Alberto de la Vega Armenta, Secretario de Administración y Finanzas del gobierno del estado de Sinaloa.

Las cuentas públicas que analizarán en su momento la Auditoría Superior del Estado, el Congreso del Estado, y la Auditoría Superior de la Federación, deberán cuadrar en el balance esperado para las finanzas de Sinaloa -eso es lo esperado-, pero las cosas pueden no cuadrar, para muestra un botón: la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales URIAS II.

Los compromisos con la sociedad tienen caducidad, no se pueden postergar cuando hay recursos de la federación etiquetados para tal efecto, es cierto que existen condiciones de inseguridad que eventualmente pueden inhibir el curso normal de los proyectos, pero de ser el caso estamos ante un doble problema social: la inseguridad y el incumplimiento. En la próxima visita del Presidente se verá la magia de la gestión.