Por David Uriarte

 

Muchos mexicanos, entre ellos políticos de carrera, están agazapados, a la espera del momento oportuno de salir a la luz pública con una reserva importante de argumentos en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador.

La marcha por paseo de la reforma en la Ciudad de México es la punta del iceberg que esconde la verdadera fuerza o realidad que se ha venido acumulando desde hace cinco meses.

Como en el boxeo, los primeros rounds son de calentamiento o reconocimiento de las potencialidades del oponente, en este caso, los agazapados están observando minuto a minuto el desempeño del presidente AMLO.

Los agazapados están tomando nota, están valorando los actos de gobierno, revisando el discurso del presidente, interpretando las tendencias sociales, políticas, y económicas del país.

Son muchos ojos los que están a la expectativa del desempeño político del nuevo régimen, los partidos de oposición y los políticos desplazados por circunstancias propias del encargo, no dejarán pasar oportunidad de encontrar la fisura por donde penetrar para ayudarle al presidente o para demostrarle sus errores.

Dentro del grupo de los agazapados, hay personas valiosísimas, personas con talento político, personas que pueden aportar más que experiencia, conocimiento y habilidades para resolver parte de la problemática social que enfrenta el nuevo régimen de gobierno.

No le falta razón a Manuel Clouthier cuando afirma que el presidente está rodeado de viejos, o con edad biológica añosa, eso es preocupante por sí mismo. Sin embargo, si a la edad cronológica abultada se le agregan los planes y proyectos asociados al siglo pasado, entonces las cosas se complican para el país, más que para el presidente.

Los agazapados pueden hacer aportaciones valiosas y viables para mejorar el desempeño político y administrativo del gobierno de AMLO, no todo es corrupción, no todo es impunidad, no todo es simulación, no todo es violencia e inseguridad, hay muchas cosas buenas del presente y del pasado político de México, no se puede sobredimensionar la realidad en búsqueda de una verdad iluminada o personal.