Por David Uriarte /

Tienen razón los que piden platicar do otras cosas, menos de balazos, agresiones, violencia y muerte. También hay razón en los que dicen, callar no significa ausencia de realidad, ante estas verdades, lo prudente es el equilibrio en los dichos y la información.

Mantenerse informados es una cosa, sembrar terror informativo es otra cosa, hay fanáticos de las mentiras, otros, tienen mente perversa, buscan infundir miedo, vender de manera barata basura informativa, saturan las redes, distraen a los interesados en la verdad, y con esto se sienten los faraones del desorden.

A veces se puede decidir entre una cosa y otra, ojalá se pudiera decidir entre agua o fuego, usted dirá que prefiere, es probable encontrar más aficionados al agua que al fuego. Las inundaciones producto de las lluvias copiosas, generalmente son previsibles, los habitantes de asentamientos en riesgo, saben de antemano, tienen conciencia de la eventual inundación, hay lugares donde la devastación por agua es catastrófica como en el caso de los tsunamis, fenómenos de la naturaleza alejados de México, en cambio, México es el segundo país en el mundo con el registro más alto en temblores.

Agricultores, productores y consumidores, necesitan la lluvia serrana para retener agua en las presas y dosificarla en los ciclos de cultivos durante todo el año, los beneficios del agua son obvios, el agua es el principal componente químico del cuerpo con un porcentaje aproximado del setenta por ciento.

Se puede considerar el agua como una bendición, no así el fuego, menos cuando se trata de armas de fuego y su alta letalidad. Hoy amanece parte del territorio sinaloense bajo la lluvia por la tormenta Ileana, un giro de 180 grados, si se regresa la historia 24 horas, hoy lluvia, ayer fuego.

Mas allá de la analogía de agua o fuego con vida y muerte, aparece la idea de la crianza de los hijos, las fotografías de los detenidos por el ejército, muestran rostros y cuerpos de jóvenes, personas de carne y hueso, eventualmente adolescentes en búsqueda de identidad, de repetir modelos de triunfo efímero donde el porcentaje de excito es mínimo.

Retomar con seriedad las conductas violentas, enfermizas, conductas sociopáticas en búsqueda de una identidad reconocida por sus logros a cambio de la muerte de otros y la de ellos mismos, este es el centro de la reflexión de agua o fuego, el agua es vida, el fuego es muerte, entre medio: la crianza.