Por David Uriarte /
A veces tenemos la información enfrente y no la vemos, hasta que ocurre lo evitable. Hay muchos temas donde al final sólo se dice “no la vi venir”.
Políticamente el tema del agua ha quedado soslayado por temas internacionales como la migración, la economía, la guerra, la trata de personas, el narcotráfico; las adicciones, la violencia, la sospecha inminente de una transición de muchos países latinoamericanos al socialismo, y todo esto crea una nube sobre algo que puede poner de rodillas a México y los mexicanos: el tema del agua.
Si bien es cierto que México es privilegiado con sus recursos naturales, también lo es que hemos depredado o hecho mal uso del universo de riquezas naturales como el petróleo y el agua.
La naturaleza da, pero exige una contraprestación que se llama cuidado y buen uso de los recursos naturales, en el caso del agua, nadie desconoce que es el origen de la vida y las especies, que el humano es prácticamente agua, que la vitalidad depende en gran medida de una buena hidratación.
Hay mantos acuíferos, hay infraestructura cuyo mantenimiento preventivo y correctivo está en riesgo; hay técnicos capacitados y reconocidos internacionalmente, lo que no hay es conciencia política de la prioridad que implica el tema del agua.
Así como no es pensable como sería la vida económica y financiera de los países capitalistas sin la internet, tampoco es concebible el bienestar sin energía eléctrica, y mucho menos la salud y la vida sin agua potable para el consumo humano.
No se trata de construir imágenes apocalípticas, mucho menos abonarle al terrorismo emocional o al caos social cuando se dimensiona el verdadero riesgo que enfrenta la población en México con el tema del agua.
Los mejores cineastas del mundo como Alfonso Cuarón o Steven Spielberg tienen en sus manos y en sus mentes el mejor reparto y la mejor trama: se enferman y mueren de sed.
Unos mexicanos que hacen mal uso del agua, una política de Estado que minimiza la importancia de la infraestructura hidráulica, y unos técnicos que hacen milagros con los recursos que tienen. Hay temas políticos que no venden, pero cuando aparecen, “aguas”.